Arte

Eduardo Chillida regresa a Galería Guillermo de Osma

La Galería Guillermo de Osma acoge una exposición dedicada a Eduardo Chillida, en la que se expondrán alrededor de 30 obras: esculturas, gravitaciones, collages y dibujos.

No es la primera vez que este espacio madrileño alberga la obra del escultor guipuzcoano. Ya en 2007, en una muestra conjunta sobre la escultura española del siglo XX, se pudieron contemplar algunas de sus piezas más destacadas. En esta ocasión, la Galeria Guillermo de Osma reúne parte del trabajo de Eduardo Chillida, haciendo un recorrido por toda su trayectoria y sus diferentes campos de actuación: escultura (en hierro, acero, terracota y mármol), gravitaciones collages y dibujos.

Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) es uno de los artistas españoles más internacionales de la segunda mitad siglo XX y sin duda el escultor más reconocido de este periodo. Su obra ha traspasado las fronteras de nuestro país y está presente las colecciones de los museos más relevantes. Sin embargo, entender la verdadera dimensión de su trabajo, requiere un ejercicio de espacialidad: traspasar las barreras de la materia y sumergirse en el vacío. Así es como Chillida construía su lenguaje escultórico. Y así es como deberíamos indagar en su obra.

Claro que atrapar el espacio, acotarlo, definirlo, penetrar en el interior de cualquier pieza del artista vasco es una aspiración tal vez demasiado pretenciosa. Y es que para él, el material no era sólo un mero soporte expresivo, sino la expresión misma, “un agente activo con el que establece un diálogo”. Yeso, alabastro, hierro, acero, piedra, hormigón, madera, mármol, terracota, papel… Cualquier elemento era un reto, una forma de experimentar, creando formas y volúmenes sorprendentes. Lo mismo hacía con el dibujo. Sus trabajos en papel no son simples bocetos, sino otro campo donde Chillida desarrollaba su investigación estética con el mismo interés que en la escultura.

La galería Guillermo de Osma propone —del 7 de febrero al 27 de marzo— un recorrido por todas las disciplinas y los periodos de su trayectoria artística. Exhibe obras tan excepcionales como la titulada Tres I (1952), en la que Chillida toma tres hoces de hierro y las transforma en una composición que dialoga con el espacio, del mismo modo que lo hará años después su mítico Peine de los Vientos XV de San Sebastián. En las piezas de acero busca más la monumentalidad, como podemos ver en Topos, Estela VII (1988) o la famosa Gure Aitaren Etxea de la que se muestra un estudio en acero de 1987.

Se exponen también dos de sus esculturas en tierra cocida, creadas en Saint Paul de Vence. Mención especial merecen sus obras sobre papel, desde sus tintas más gestuales de finales de los 50 y principios de los 60, a sus dibujos de manos, collages con brea y un grupo de Gravitaciones, donde el papel deja de ser un soporte para convertirse en un elemento volumétrico de carácter escultórico.

La exposición se realiza en colaboración con la Fundación Eduardo Chillida Pilar Belzunce y con la Galería CarrerasMugica de Bilbao, lugar donde viajará cuando finalice en Madrid.