Arte

Máquinas cinéticas con vida interior y mucho arte, de Server Demirtaş

Las esculturas cinéticas, mecánicas en movimiento, de Server Demirtaş se exponen en la M.A.D. Gallery. Imprescindibles.

La M.A.D Gallery, esa gran idea y proyecto  de Maximilian Büsser and Friends -los relojeros MB&F- que siempre nos deleita con mecanismos interesantes y curiosos, con innovación y diseño, con genialidad. M.A.D. es el acrónimo de Mechanical Art Devices y responde a esta premisa siempre. Y como muestra, una vez más, la exposición del artista turco Server Demirtaş que se puede ver estos días en la galería en Ginebra: Desiring-Machines.

Es arte y mecánica, es tecnología, es humanidad (o no) y expresividad y es un trabajo curioso. No son sólo autómatas, no sólo máquinas, no son androides, no son muchas de esas cosas a las que le aplicamos aquello de “la ciencia avanza que es una barbaridad”. Son esculturas cinéticas que exploran el interior del ser humano, que permite asomarse a las emociones, al estado emocional de hecho, o explorar las sensaciones que despiertan en nosotros. Nos contemplamos en ellas o contemplamos la belleza del ser humano.

Con lo que hemos visto ya en máquinas autónomas que intentan reproducir la gestualidad de un ser humano, esto sería un repetirse. Pero Server Demirtaş explora el interior, esa parte que nos hace humanos o en la que sólo nos identificamos los humanos. Para que lo contemplemos, para que admiremos y sobre todo para que reflexionemos. Cada pieza con su animación propia, con su propio estado.

Tan bello como inquietante es la figura antropomórfica del niño, una figura de 1,50m de altura, en la que se observa a simple vista la mecánica pero en la que juega un papel fundamental los rasgos de las manos, los brazos entrelazados y el rostro. Un niño que se da de golpes contra la pared con la espalda, agitado, que representa “la frustración y la incertidumbre de la infancia”.

También significativa y no menos inquietante aunque mucho más tranquila y serena es la figura de la mujerContemplating Woman’s Machine II”, sentada y cerrada sobre sí misma con la cabeza sobre las rodillas y los brazos abrazando las piernas, como en un estado de contemplación interior cuyo contenido, como al de un humano, no se puede acceder.

Como una antigua escultura de mármol rota al tiempo que viva, Hand on Shoulder se levanta sobre su pedestal y respira con suavidad. Purple flower explica la integración entre el hombre y la máquina ofreciendo una flor al espectador para que la huela. Y al pasar la mano sobre los capullos abiertos de Playground II se activan sonidos con los que componer una experiencia musical única, propia.

Son los ingenios mecánicos de Server Demirtaş, un hombre de nuestro tiempo y un renacentista que trabaja en su casa taller de Estambul rodeado de cachivaches y experimentos, creando desde el principio hasta el final cada una de estas esculturas mecánicas en movimiento que trascienden al arte y a la mecánica despertando emociones en el observador e invitándolo a participar. Desiring Machines, máquinas deseantes. En la M.A.B Gallery, por supuesto.

Salir de la versión móvil