A Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956) le une una profunda relación con la Fundación Botín y su nuevo centro de arte, al haber creado específicamente para el entorno una intervención escultórica adecuada al clima y el paisaje de la capital cántabra. Esta era idea, casi inamovible, del arquitecto Renzo Piano cuando se puso a desarrollar el proyecto de reconstrucción del centro. Gracias a esta remodelación, el Centro Botín ha permitido unir la ciudad con su bahía a través de los bellísimos Jardines de Pereda.
Iglesias, Premio Nacional de Artes Plásticas en 1999 y una de las artistas españolas más reconocidas a nivel internacional, diseñó para los jardines del centro una construcción escultórica formada por cinco pozos que tratan de “lo subterráneo”, del origen de la vida, del inmenso mar que preside Santander.
A base de combinar formas naturales, materiales diversos, texturas contradictorias Iglesias ha construido un lenguaje artístico único, muy personal en el que la escultura no concibe el espacio como un mero contexto, sino que mantiene una constante tensión entre lo visible y lo invisible, lo orgánico y lo industrial, la sombra y la luz.
Más de un año después de la inauguración, Cristina Iglesias regresa al Centro Botín para interconectar de nuevo el exterior y los jardines con el espacio interior del museo. Ella, que siempre ha entendido su escultura como un viaje a lugares que sólo existen en la imaginación, recrea en la segunda planta del volumen oeste del centro los cuatro elementos de la naturaleza.
Cristina Iglesias: Entrǝspacios reúne 22 piezas de la artista con un marcado carácter espacial y una lírica que hace dialogar una vez más sus intervenciones con los volúmenes de Renzo Piano. A lo largo del recorrido, el visitante puede adentrarse en los “lugares imaginados” y los “paisajes profundos y sensoriales” creados por la artista, a través de sus obras más representativas como celosías, habitaciones, corredores o pabellones suspendidos y sus trabajos más recientes, en los que indaga en nuevas texturas y materiales. La última gran exposición de la artista en España tuvo lugar en el Museo Reina Sofía en 2013, por lo que esta retrospectiva es una oportunidad única de disfrutar de su trayectoria y de su obra más actual.
La exposición comienza Desde lo subterráneo, fuera del museo, conectando dentro y fuera a través de un paseo hacia “otro lugar”, un paisaje interior, abisal, de obras cuya esencia bien puede resumirse en una de las más significativas de la muestra: Sin título. Venecia II (1993). Este trabajo reúne gran parte de los códigos que se repiten en la evolución artística de la escultora. A partir de ahí, el concepto de suspensión de Iglesias nos va llevando a su mundo íntimo, a esos lugares mágicos y sorprendentes que invitan a evocar las diferentes estancias del tiempo, otro de los grandes temas que circulan por su escultura. Como broche final, y con una ubicación específica en el apéndice acristalado de la sala, se encuentra la obra más reciente de la escultora, expuesta por primera vez al público, Growth I, de 2018.
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