Los historiadores suelen calificarlo como el mejor alcalde de Madrid. En la biografía Carlos III. Un monarca reformista, Roberto Fernández Díaz dice de él que fue un rey muy aburrido, pero un gran profesional. Lo cierto es que el hijo de Felipe V no estuvo en un principio destinado a gobernar España. Sin embargo, cuando su medio hermano Fernando VI murió sin descendencia, su estirpe borbónica lo devolvió a Madrid. Venía de Nápoles, rebosante de cultura y un bagaje gubernativo que la España de entonces estaba muy lejos de imaginar. Pero él era devoto y benévolo, tranquilo y educado y la experiencia le había enseñado a mandar con moderación. Por eso, una vez instalado en la capital supo introducir las reformas ilustradas con la misma actitud flemática que le caracterizaba.
Sin el más mínimo escándalo, sin apenas alterar la tradición, impulsó las artes y las ciencias, la arquitectura y el urbanismo. También rejuveneció la administración municipal, la seguridad, la iluminación y el alcantarillado. La Puerta de Alcalá, el Jardín Botánico, las fuentes de Neptuno, Cibeles y Apolo, la Casa de Correos... Sacó a Madrid de las cloacas hasta convertirla en una ciudad moderna, limpia, asfaltada, elegante.
El pasado 20 de enero, Carlos III hubiera cumplido trescientos años. Aunque las celebraciones del tercer centenario han sido más bien escasas, parece como si al final del año se quisiera compensar tanta discreción. Sí. Madrid bulle de exposiciones(*) dedicadas a resaltar la obra urbanística y cultural del monarca ilustrado. Entre ellas, el Museo del Prado. ¿Cómo no iba a rendirle homenaje la gran pinacoteca que le debe su existencia? Aunque el museo ha colaborado con el resto de las sedes expositivas con el préstamo de numerosas obras, también ha querido festejar el evento con una instalación muy especial con el cuadro de Goya Carlos III, cazador como protagonista.
La obra de Goya, recién restaurada se presenta de nuevo al público en todo su esplendor. Se trata de un lienzo hasta ahora injustamente valorado que, tras el proceso de limpieza, ha revelado unas características excepcionales. No sólo la técnica del maestro. También la precisión y riqueza de las pinceladas, los matices cromáticos, las transparencias transmiten de manera poderosa la personalidad del rey. Además de la inclusión de su figura en un paisaje que no deja resquicios al convencionalismo.
Carlos III, cazador de Francisco de Goya. Relaciones y divergencias es el título de la muestra que recorre la figura del monarca a través de la pintura de diferentes artistas. A ella se unen varias medallas que revelan la elaboración de su efigie dinástica, desde el período italiano hasta el reinado español.
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(*)Otras exposiciones donde descubrir el legado de Carlos III:
Carlos III: proyección exterior y científica de un reinado ilustrado en el Museo Arqueológico Nacional. Hasta el 26 de marzo de 2017.
Carlos III, Majestad y ornato en los escenarios del rey ilustrado en el Palacio Real. Hasta el 31 de marzo.
Carlos III y la difusión de la Antigüedad en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Hasta el 16 de marzo.
Museo de Historia de Madrid: Carlos III y el Madrid de las Luces, hasta el 29 de abril.
Galería de imágenes
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Proclamación de Carlos III en Madrid. Tomás Francisco Prieto. Acuñación. Plata. 37,5 x 3,5 mm. 1759. Madrid, Museo Nacional del Prado
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Carlos III. Antón Rafael Mengs. Óleo sobre lienzo. 151, 1 x 109 cm. Hacia 1765. Madrid, Museo Nacional del Prado.
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Carlos III, niño. Jean Ranc. Óleo sobre lienzo. 145,5 x 116,5 cm. Hacia 1724. Madrid, Museo Nacional del Prado
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4
Carlos III, cazador. Francisco de Goya. Óleo sobre lienzo. 207 x 126 cm. Hacia 1786. Madrid, Museo Nacional del Prado