Estamos ante una cantante de Nashville que no suena a lo que habitualmente se hace en aquella meca de la música. Natalie Prass suena diferente y lo que es más asombroso, ha conseguido abrirse paso en un círculo tan cerrado. Toda una proeza.
Natalie Prass, nacida en los ochenta en Cleveland, Ohio, y se crió a orillas del mar, en las cálidas costas de Virginia Beach, cerca de Norfolk, entre tiendas de material para surfistas y hamburgueserías y viviendo la cultura alternativa de la gente de la playa. Muy pronto se sintió atraída por la música y las artes visuales, cursando estudios intensivos en su etapa de instituto. Cuando llegó la hora de subir de nivel y abandonar su hogar se matriculó en la Escuela de Música de Berklee, en Boston, pero después de un año de frío y nieve su cuerpo no aguantó más y volvió al calor de las playas de su infancia. Tras una temporada trabajando y actuando en los clubes del paseo marítimo se mudó a Nashvile, en donde ha residido casi una década desarrollando sus cualidades, exponiendo su arte, colaborando con algunos de los mejores personales de las fronteras culturales de la Ciudad de la Música, forjándose una reputación gracias a su radiante voz, a sus asombrosas actuaciones y a su personalidad iconoclasta. Incluso ella misma se ha esforzado por no ser la típica cantautora brillante y ser algo más, distinto, interesante, emocionante.
Para la grabación de su álbum de debut, Natalie Prass regresó a Virginia, a Richmond, para trabar con el sello y también colectivo artístico, Spacebomb Records, una discográfica creada y dirigida por el compositor, productor y arreglista Matthew E. White. E, con quien le unen ciertos lazos de la época en que ambos iban al instituto y tocaban en diversas bandas.
En este círculo se creó el ambiente perfecto para una chica que escribe e interpreta sus propias canciones con una prodigiosa voz y un encanto enorme. El disco homónimo vio la luz el pasado 26 de enero y es una bomba de emociones: amor, drama, misterio... plasmadas con una insultante insolencia juvenil y una cruda y deslumbrante sinceridad. Todo en él está medido, perfectamente hilado, cada palabra, cada inflexión de la melodía.
La mayor parte del pasado año 2014, Natalie Prass se lo pasó como cantante de apoyo de la banda de Jenny Lewis para finalmente dar un paso adelante, convertirse en su propio jefe y plantarse en solitario bajo la luz de los focos. Con este disco lleno de temas atemporales y rebosantes de frescura, Natalie ha abierto una puerta a la que sólo tienen acceso aquellos que realmente tienen algo muy especial: el brillo inequívoco del estrellato.
El primer clip promocional de su fantástico álbum de debut autotitulado, "Natalie Prass" acompaña a la canción “Why Don´t You Believe In Me” que ha sido realizado bajo la dirección de Tiona McClodden y Erica Prince. La música supera con creces a la imagen, que no es ni muy creativa ni muy acertada, incluso a veces produce algo de grima.
We've had enough time to find what we are
The reason we should be walking in the dark
But now we should know how cruel love can be
You take so long to say, it only makes it harder
You're pushing me away farther and farther
You pretend as if you don't know how it's bringing me down
Why don't you believe in me?
Oh, what did I do?
Ooh, and now that you're leaving
Because you need something new
Yeah, wish I was with you
Tried to remain constant like a flowing stream
And I tried my best to be all that you need
Please don't close the door, take a step back
I wake up all alone, the nights keep getting harder
I wanna call you but I don't, I want to be smarter
I'm afraid to make my next move and it's bringing me down.
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