Classical

Vocalise. Sergei Rachmaninov

A lo largo de su vida el extraordinario pianista compuso un buen número de canciones.

Es conocido que Rachmaninov sufrió una honda depresión a raíz del rotundo fracaso cosechado en San Petesburgo con el estreno de su Primera Sinfonía. También sabemos que para curarse y recuperar la confianza en sus capacidades creativas, en 1899 se puso en manos del doctor Nikolai Dahl, un famoso psicoterapeuta que lo convenció de que la única forma de superar su débil y lamentable estado existencial era componer inmediatamente otra obra. La terapia de Dahl debió funcionar porque poco después el músico ruso compondría el dueto de amor de su ópera Francesca de Rimini, el himno Panteley el curandero y los dos primeros movimientos de su Segundo concierto para piano.

A lo largo de su vida el extraordinario pianista compuso muchas canciones, entre otras, las Seis canciones Op. 8 (1893), las Quince canciones Op. 26 (1906) y las Catorce canciones Op. 34 de 1912, ya completamente recuperado de su ataque de nervios. Para componer estas últimas, Rachmaninov echó mano a los textos de ocho conocidos poetas rusos, Pushkin, Korinfsky, Balmont, Khomyakov, Polonsky, Tyutchev, Fet y Maykov. Todas menos la última, VocaliseVocalización- que no utiliza texto alguno y, por tanto, es una canción sin palabras. Curiosamente se la dedicó a una prima donna de la ópera rusa de aquel momento, la soprano Antonina Nezhdanova.

Vocalise se hizo rápidamente con una gran popularidad, de forma que el propio Rachmaninov realizó en 1915 dos versiones, una para soprano y orquesta -estrenada por la propia Nezhdanova- y otra para una orquesta en la que las cuerdas hacen la parte de voz y el resto de instrumentos, el acompañamiento. Hoy día puede escucharse adaptada a múltiples instrumentos. Pero ninguna como la versión de esta bella canción sin palabras, con el joven solista francés Adrien La Marca al violín y Alphonse Cemin al piano.

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