Después de su ordenación sacerdotal en 1703, Antonio Vivaldi sólo tardó un año en renunciar a celebrar misa a consecuencia de una –según sus propias palabras- stretezza di petto. Sin embargo, esta enfermedad bronquial no le impidió tocar el violín con desenfreno, dirigir conciertos, realizar numerosos viajes, tener un extraordinario olfato para los negocios o mantener una estrecha relación con la prima donna Anna Giró.
El mismo año había ingresado como profesor de violín en el Ospedale della Pietà de Venecia, el orfanato para chicas al que estuvo ligado durante muchos años. Muy pronto, con las obras estrenadas por su orquesta de muchachas huérfanas, el Maestro della Piéta alcanzó fama en toda Europa, no sólo como compositor sino también como uno de los más grandes violinistas de su tiempo. Por entonces Venecia era la auténtica meca del teatro musical, contando con catorce teatros donde los espectáculos de ópera atraían por igual a nobili y popolani. La ópera se había convertido en el único género que garantizaba beneficios a los compositores, lo que atrajo la atención del prete rosso, como popularmente se le conocía por su condición de cura y pelirrojo.
Eclipsadas por sus Cuatro Estaciones, las óperas de Vivaldi son hoy apenas conocidas por el público. Pero para sus contemporáneos Vivaldi fue, ante todo, un compositor de música para teatro, espectáculo que bien puede parecer poco edificante para gente de vida disoluta pero que no representaba ningún dilema moral para un sacerdote mundano que gustaba de la escenografía, la espectacularidad y lo comercial en la hedonista Venecia del siglo XVIII.
Ottone in Villa fue la primera de las más de cincuenta óperas conocidas de Vivaldi. Luego vendrían todas las demás, como Il Giustino, del que destacamos Vedrò con mio diletto, aria que interpreta el contratenor Philippe Jaroussky y el Ensemble Matheus bajo la dirección de Jean-Christophe Spinosi.
Vedrò con mio diletto
l'alma dell'alma mia,
dell'alma mia,
Il core del mio cor,
pien di contento,
pien di contento.
Vedrò con mio diletto
l'alma dell'alma mia,
dell'alma mia,
Il cor di questo cor
pien di contento,
pien di contento.
E se dal caro oggetto
lungi convien che sia,
convien che sia,
Sospirerò penando ogni momento.
Veré con deleite
al alma de mi alma,
el corazón de mi corazón,
lleno de alegría.
Y si del objeto querido
lejos conviene que esté,
suspiraré atormentado
a cada momento.