El avance definitivo del arte de la variación se había desarrollado con el avance de la música instrumental como composición emancipada de la vocal, expandiéndose por toda Europa durante el siglo XVI y consolidándose a lo largo del Barroco como uno de los artificios más ambiciosos de la composición, especialmente entre los compositores alemanes.
Escrita hacia 1742 e incluida en la cuarta y última parte de la colección de Ejercicios para el teclado que Johann Sebastian Bach compuso en Leipzig, las Variaciones Goldberg siguen un esquema aparentemente simple, a un Aria inicial le siguen una serie de treinta variaciones sobre el mismo tema agrupados en series de tres. Cada una de ellas incluye siempre un canon, una danza y un movimiento libre.
Hay una leyenda que cuenta que el embajador ruso en la corte de Dresde, el Conde Kayserling, pidió a un joven discípulo de Bach, Johann Theophilus Goldberg, que su maestro le escribiera algunas piezas de música ligera y suave con la que poder soportar sus largas noches de insomnio. Siendo capaz de hacer dormir al Conde, aquellas notas pasaron durante mucho tiempo por ser monótonas y aburridas. Escuchando a la Camerata Delft podréis comprobar que nada más lejos de la realidad.