tim fitz
The Music

Sour. Tim Fitz

Desde las remotas tierras de Papúa Nueva Guinea, Tim Fitz.

No es muy frecuente encontrar músicos que vengan de lugares tan exóticos como en el caso de Tim Fitz. También es cierto que para que le conozcamos ha tenido que emigrar a Australia e instalarse en cangurolandia. Y allí fue donde irrumpió en la escena indie de Sidney en el año 2011 con la publicación de forma totalmente independiente de dos Ep´s, “Infinite Space” y “Beforetime”. Su personalidad y su música se ganaron la admiración de numerosos seguidores y el respeto de la crítica musical, incluida la británica, a donde incluso ha llegado su propuesta.

En 2012 publicó otro Ep, “Brainwater”, y el sencillo “Hospital” y al año siguiente otro Ep, “Unscene”. Parece ser que el formato Extended Play (Ep) es su favorito, aunque la verdad es que en dos de ellos hay seis canciones y en los otros dos hay ocho, así que más bien son mini-Lp´s. Pero seguramente incluso esto forma parte de su particular forma de ser. Y una postura alternativa, como sus canciones, en las que combina el indie pop y la electrónica para crear una atractiva envoltura al servicio de sus historias.

Su nuevo single se titula “Sour” y en él Hannah Joy y Nishan David con sus voces son las dos únicas personas que intervienen además de, por supuesto, Tim Fitz, que ha tocado todos los instrumentos, ha puesto todas las voces, excepto las dos indicadas, se ha encargado de la grabación, la mezcla y la masterización. Para lo bueno, mucho, y para lo malo, si lo hay (no lo hemos encontrado de momento), todo es responsabilidad suya. Y habilidad y talento. Cualidades que le sobran al joven Fitz.

El videoclip, dirigido por Cameron Crew, muestra al cantante empujando el típico carrito de los supermercados lleno hasta arriba de limones por las calles y los alrededores de Sydney. Tim va ofreciendo los cítricos a los transeúntes y se produce una divertida y sorprendente reacción.

Según el propio autor, con “Sour” quería mostrar a aquellos que sienten que se quedan rezagados o que son inferiores, que el éxito que vemos en las personas que nos rodean no es más que una fachada para una realidad mucho más vulnerable que todos compartimos. Todo el mundo es un luchador y, a veces, lo que funciona para otros no funciona para uno mismo. Y pone un ejemplo muy claro: es viernes por la noche, estás en pleno centro y en ese momento te das cuenta de que eres poco atractivo. ¡Venga!, cómete un limón, olvida tus temores y disfruta de la vida.

 

 

 

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