Classical

Sospiri op. 70. Edward Elgar

Los británicos consideraron durante mucho tiempo a Elgar el más grande de sus compositores victorianos.

A la vista del fasto de su Marcha Imperial y la Marcha Pompa y Circunstancia nº1, Edward Elgar fue un imperialista convencido cuyo estilo se ha asimilado durante mucho tiempo al de la de la grandeza británica. Un tópico justificado en parte, no sin razón pues, durante gran parte de su vida, la cuarta parte del mundo se encontraba bajo el dominio del Imperio Británico.

Sin embargo, Edward Elgar compuso en una gran variedad de formas musicales. Además de sus tres sinfonías, sus conciertos, sus Marchas de pompa y circunstancia y sus Variaciones Enigma, posee una muy meritoria y recomendable colección de canciones populares, algunos oratorios, sin olvidar su tardía música de cámara. Con escasa educación musical formal, Sin renunciar a las influencias de la música romántica alemana, Elgar irrumpió en la escena con un estilo menos académico que sus antecesores, más intuitivo e inspirado en la cultura y el paisaje de su país. Aunque, a diferencia de otros compatriotas suyos, no utilizó el folklore ni se inspiró en Renacimiento para consolidar un estilo nacionalista con un lenguaje decididamente personal.

El adagio para cuerdas, arpa y órgano Sospiri op. 70 se estrenó en 1914. Eran tiempos convulsos, pronto estallaría la Primera Guerra Mundial y los tiempos que habían inspirado la Marcha Pompa y Circunstancia nº1 habían pasado. Un bellísimo ejemplo del mundo interior desarrollado por Elgar y ejecutado a la perfección por la joven chelista argentina Sol Gabetta.

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