Al igual que con cualquier otra manifestación artística, hubo un periodo de tiempo en el que la música fue gradualmente abandonando la serenidad del clasicismo renacentista para buscar nuevas formas de expresión que desembocarían en el barroco temprano. El manierismo, como convencionalmente hemos llamados a ese periodo de tiempo, duró décadas y en ellas convivieron músicos que gustaban del estilo renacentista con otros más innovadores que fueron evolucionando hacia el barroco, en la medida que la lógica independizaba la música instrumental de la vocal.
Partiendo de las ornamentaciones instrumentales de las obras vocales del siglo XVI, la Sonata seconda per violino solo, del bresciano Giovanni Battista Fontana es una de las primeras piezas musicales que tienen al violín como protagonista absoluto. Un nuevo estilo que se caracteriza por estar compuesto por breves secciones de contraste, cambios bruscos que demuestran el virtuosismo del instrumentista y autonomía de instrumento. Un novedoso estilo que Athanasius Kircher, en 1650, acertó en llamar Stylo Phantastico y definió como... el más liberado método de composición, libre de las limitaciones del texto o de la armonía predeterminada, y el más adecuado para desplegar el ingenio.