Antonio Vega, autor de relojes en la oscuridad en sus años de Nacha Pop, confiesa tener relojes de 30 horas y sólo esa frase nos mantiene enganchados al tema porque la finitud del tiempo y de los días forma parte de las preocupaciones humanas desde siempre.
Y su infinitud la cifra Antonio Vega en su profundo intimismo, que rebosa incluso en este tema de ritmo pop, dos pasos por delante de sus clásicos e imperdibles como son la chica de ayer o el sitio de mi recreo. Esta canción es una confesión velada de su espíritu emocional y creativo, de sus viajes hacia dentro de si mismo para trasladarse después al papel y el pentagrama.
Vivió la movida madrileña desde Nacha Pop primero y en solitario después y nos dejó temas que son hoy clásicos sin los que no se entiende el pop español en general ni los 80 en particular.
Puede ser todo una mentira
bien adornada,
letra para una canción
qué más da si fue pasado o no.
Sólo me encuentro en mis papeles
locos que piensan,
salen de un circo inmortal
y me enseñan lo que ignoro de ti .
No cambiaría jamás
este universo informal
donde crecen las semillas de lo absurdo y lo genial,
donde el hierro se retuerce y se convierte en lo esencial.
Tengo un reloj de treinta horas
se pone en marcha al escribir,
cuando se va la noción
y me acerco lentamente a ti.
Como un torrente poderoso,
mezclado el barro con el cristal,
emergen hasta el papel
y cobran forma, la locura y la paz.
No cambiaría jamás
este universo informal
donde crecen las semillas de lo absurdo y lo genial,
donde el hierro se retuerce y se convierte en lo esencial.
Mundo que fue, por no dejar de ser será,
mi habitación de hotel con ventanas al mar.
Oigo tu voz pedir lo que nunca existirá
a fuerza de recordar lo que no llego a pasar.
He aprendido a ser una pieza más
un eslabón en la oscuridad.
Hay una forma de parar el tiempo
desordenando la evolución
y en la prehistoria encontrar
esos ojos que no puedo olvidar.
No me da miedo lo que tú me digas,
ni esas historias del más allá,
sólo me asusta escuchar
los relojes en la oscuridad.
No cambiaría jamás
este universo informal.