Classical

Piante Ombrose, La Calisto. Francesco Cavalli

Considerado como uno de los mejores compositores del Barroco italiano, con esta ópera no alcanzó el éxito que todos esperaban.

La dulce voz y el talento musical de un niño que cantaba en el coro de la ciudad de Crema fue lo que provocó que Federico Cavalli, gobernador de la Serenísima República de Venecia en la ciudad lombarda, persuadiera al padre del chico para que le dejara llevárselo a la ciudad de los canales al final de su mandato. Con apenas quince años y bajo la protección de Federico - cuyo apellido adoptó más tarde-, el hasta entonces llamado Pier Francesco Caletti-Bruni entró en el coro de la catedral de San Marcos de Venecia, contratado primero como soprano, luego como tenor, bajo las ordenes del maestro de coro y director de la catedral, Claudio Monteverdi,.

Discípulo y sucesor natural de Monteverdi, el compositor Francesco Cavalli está considerado por méritos propios como uno de los mejores compositores del Barroco italiano, y auténtico dominador del panorama escénico veneciano –del que el propio Monteverdi fue precursor- desde su debut en 1639 hasta su muerte en 1676. Su popularidad incluso traspasó fronteras, siendo reclamado en París por el Primer Ministro de Francia, el Cardenal Mazzarino, para que compusiera el espectáculo más grandiosos concebido en Europa, una gran ópera que se representaría durante la celebración de la boda del rey Luis XIV de Francia y la princesa española María Teresa de Austria. Sin embargo, aunque el matrimonio se celebró el 9 de junio de 1660, el estreno de la ópera hubo de posponerse casi dos años por los grandes retrasos originados en la preparación de la producción y fue sustituida por otra ópera de Cavalli que ya había sido estrenada en Venecia, Xerses, adaptada al gusto francés. Finalmente, la ópera de Cavalli - Ercole amante, Hércules enamorado- fue estrenada en un teatro construido para la ocasión con capacidad para unas 7.000 personas, la Salle des Machines junto al Palacio de las Tullerías de París. Con libreto en italiano, el grandioso espectáculo no lo entendió nadie y la ópera pasó desapercibida, a excepción de los ballets compuestos por Jean-Baptiste Lully para los entreactos y el final de la obra, que contaron incluso con la participación del propio rey.

Tras su regreso a Italia, la hegemonía de Cavalli había declinado a favor de su famoso rival Antonio Cesti, el otro gran compositor de la escuela operística veneciana. Nunca más volvería a recuperar la fama que tenía antes de su marcha.

Diez años antes de aquel estreno en París, Cavalli había estrenado La Calisto en el pequeño teatro veneciano de San Apolinar. Acompañada de tan sólo unos pocos instrumentos, curiosamente esta ópera no tuvo el éxito esperado por un Cavalli en el apogeo de su fama y no volvió a ser repuesta hasta finales del siglo XX, momento en el que han vuelto a caer en gracia los personajes desprejuiciados y modernos que en su momento fueron criticados y la elocuencia de sus melodías. Quédense y oigan Piante Ombrose, aria de La Calisto cantada por la soprano Nuria Rial y tocada por el grupo L'Arpeggiata encabezado por Christina Pluhar. Su letra que dice...

Frondas umbrías,
¿dónde está vuestro ornamento?
Dulces flores
reducidas a cenizas;
colinas y riveras,
antes cubiertas de esmeraldas,
y ahora desprovistas de todo verdor
¡yo os añoro!
Doquiera dirijo mis pasos,
acalorada y sedienta,
hallo que las aguas
han huido hacia sus fuentes,
y no puedo refrescar la frente
ni mis labios ardientes.
¡Inclemente es, sí,
quien truena y quema la Tierra!
¡Basta, Júpiter, ay, basta de guerra!

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