Panameño. Cantante. Compositor. Abogado. Su estilo se suele calificar como “salsa intelectual” y en muchos países es conocido como “El poeta de la salsa”. Aunque veinte álbumes, seis Grammy, infinitas colaboraciones con artistas internacionales como Sting, Michael Jackson o Maná, además de múltiples incursiones en el mundo del cine son credenciales más que suficientes para otorgar a Rubén Blades el título de “grande”.
Entre los innumerables éxitos de este cantautor, poeta y comprometido, es el tema Pedro Navaja –incluido en el álbum Siembra– uno de los más célebres de su discografía. Grabado en 1978 junto a Willie Colon es hoy todo un clásico de la salsa.
Por la esquina del viejo barrio lo vi pasar
con el tumba'o que tienen los guapos al caminar,
las manos siempre en los bolsillos de su gabán
pa' que no sepan en cual de ellas lleva el puñal.
Usa sombrero de ala ancha de medio la'o
y zapatillas por si hay problemas salir vola'o,
lentes oscuros pa' que no sepan que está mirando
y un diente de oro que cuando ríe se ve brillando.
Como a tres cuadras de aquella esquina una mujer
va recorriendo la acera entera por quinta vez
y en un zaguán entra y se da un trago para olvidar
que el día está flojo y no hay clientes pa' trabajar.
Un carro pasa muy despacito por la avenida,
no tiene marcas pero to's saben que es policía.
Pedro Navaja, las manos siempre dentro del gabán
mira y sonríe y el diente de oro vuelve a brillar.
Mientras camina pasa la vista de esquina a esquina,
no se ve un alma, está desierta to'a la avenida,
no se ve a nadie y esa mujer sale del zaguán
y Pedro Navaja aprieta un puño dentro el gabán.
Mira pa' un lado, mira pa'l otro y no ve a nadie
y a la carrera pero sin ruido cruza la calle
y mientras tanto en la otra acera va la mujer
refunfuñando pues no hizo pesos con qué comer.
Mientras camina del viejo abrigo saca un revolver, esa mujer,
y va a guardarlo en su cartera pa' que no estorbe,
un 38 Smith and Wilson del especial
que carga encima pa' que la libre de todo mal.
Y Pedro Navaja puñal en mano le fue pa' encima,
el diente de oro iba alumbrando toda la avenida,
mientras reía el puñal hundía sin compasión
cuando de pronto sonó un disparo como un cañón.
Y Pedro Navaja cayó en la acera mientras veía a esa mujer
que revolver en mano y de muerte herida a él le decía:
"Yo que pensaba hoy no es mi día, estoy sal'á,
pero Pedro Navaja, tú estás peor, no estás en n'á'".
Y creanme gente que aunque hubo ruido nadie salió,
no hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró,
sólo un borracho con los dos cuerpos se tropezó,
cogió el revolver, el puñal, dos pesos y se marchó.
Y tropezando, se fue cantando desafinao
el coro que aquí les traje, y mira el mensaje de mi canción:
la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios,
Pedro Navaja matón de esquina,
quien a hierro mata a hierro termina...
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios.
Maleante pescador, el anzuelo que tiraste,
en vez de una sardina un tiburón enganchaste.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios.
ocho millones de historias tiene la ciudad de Nueva York.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios.
Como decía mi abuelita:
El que rie ultimo se ríe mejor.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios.
Cuando lo manda el destino no lo cambia ni el más bravo,
si naciste pa' martillo del cielo te caen los clavos.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios.