Classical

Orlando en las montañas, Orlando en Italia. Héctor Berlioz

Es una obra ensombrecida por la fama y el prestigio de la Sinfonía Fantástica.

Hacia finales de 1833, la Sinfonía fantástica de Héctor Berlioz fue interpretada en el Conservatorio de París. Según las propias palabras del compositor francés, aquella noche después de que el público había salido, un hombre con una gran melena, ojos penetrantes, una mirada extraña y dura, un poseído del genio, un coloso entre gigantes a quien yo nunca había visto y cuya apariencia me conmovió profundamente, se hallaba solo, esperándome en la sala. Me tomó de la mano, me abrumó con sus elogios incendiando mi cabeza y mi corazón. Era Niccolò Paganini.

El violinista genovés le encargó una obra para viola solista y orquesta que quería tocar con una Stradivarius que poseía. Poco después, Berlioz escribiría...Traté de complacer al ilustre virtuoso escribiendo una pieza para viola solista, pero combinada con la orquesta de modo que no lastimara la expresión de la masa orquestal, porque estaba seguro de que Paganini, con su incomparable maestría, sabría cómo hacer de la viola el instrumento siempre dominante...El primer movimiento estaba ya completo cuando Paganini me pidió ver la partitura. Miró los silencios de la viola en el allegro y me dijo, No, así no es; hay demasiados silencios y yo debo estar tocando todo el tiempo. Entonces le contesté, Lo que usted quiere es un concierto para viola...Paganini no me respondió; parecía desilusionado y se fue sin hablar más.

Héctor Berlioz continuó la composición de la pieza a la que puso de nombre Orlando en Italia. Fue estrenada en el Conservatorio de París en noviembre de 1834 con un desconocido solista a la viola. Sin embargo, Paganini pagó al compositor francés 20,000 francos, signo de generosidad y, en cierto modo, reconocimiento de la calidad de la obra.

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