La Obertura 1812, opus 49 es una de las obras más reconocidas, interpretadas y grabadas de catálogo de Tchaikovsky, a pesar de que el mismo autor reconoció a Nadezhda Filarétovna von Meck, su mecenas, que carece de mérito artístico alguno, porque la escribí sin calidez ni cariño. Menos mal.
Estrenada en 1882, Tchaikovsky la escribió inspirándose en la Batalla de Borodino, única batalla en la que las tropas rusas del general Kutuzov se presentaron formalmente en el campo de batalla en su guerra contra Napoleón. Ganaron los franceses, pero la política de tierra quemada, método habitual de los estrategas rusos, ya sean zaristas o soviéticos, y el invierno ruso, hicieron el resto. De ahí que la narración de la batalla concluya con su reconocido final, que incluye disparos de cañón y repiques de campanas.
Y si llegáis al final y leéis en los títulos de créditos a intérpretes como Itzhak Perlman, Yo-Yo Ma o Jessye Norman, no los busquéis nada más que en los saludos finales. Ni falta, porque nadie mejor que la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por Yuri Temirkanov, apoyada por la Orquesta del Ejercito Ruso para interpretarla.