Classical

Mariam Matrem Virginem, El Llibre Vermell de Montserrat. Anónimo

Un cancionero hecho con el firme propósito de evitar las canciones vanas y los bailes poco honestos en el monasterio de Montserrat.

En 1025, el abad Oliva del monasterio de Ripoll favoreció la transformación de una de las cuatro ermitas del macizo de Monserrat en un cenobio dedicado a la Virgen que desde entonces albergó a una pequeña comunidad monástica llegada desde el monasterio de Ripoll. El legendario hallazgo de la Madonna Bruna primero y la difusión de sus milagros después, promovió la devoción mariana en Monserrat, provocando poco a poco el aumento del número de donaciones al monasterio, la construcción de la primitiva iglesia románica y, desde la segunda mitad del siglo XII, el peregrinaje, coincidiendo con el nacimiento de otras devociones peninsulares y cuando Montserrat se erige como etapa del Camino de Santiago por tierras de Cataluña.

Sobre el papel, la regla benedictina que regía la vida monástica en Monserrat garantizaba la asistencia al peregrino, aunque en la vida diaria el monasterio era incapaz de dar una completa asistencia al peregrino. La carencia de medios, especialmente a lo que se refiere al cobijo nocturno, pudo propiciar la costumbre de pasar la noche en vela, adoración nocturna que posiblemente se veía interrumpida por cantos y bailes de alabanza de muy distinta índole y procedencia como manifestación de la alegría de encontrarse ante la Santa Imagen.

El Llibre Vermell, así llamado por el terciopelo rojo con el que se encuadernó en el siglo XIX, es una miscelánea de textos teológicos y devocionales copiada en la última década del siglo XIV. Se conserva en el scriptorium de la Abadía de Monserrat y es uno de los pocos códices que se salvaron del incendio de 1811 provocado por las tropas imperiales de Napoleón Bonaparte. Sus páginas incluyen dos colecciones de milagros atribuidos a la Moreneta, indulgencias, privilegios, una guía de las iglesias, y un cancionero popular compuesto por diez cantos sacros en latín, catalán y occitano, destinado a los monjes encargados de la asistencia y la instrucción religiosa de los peregrinos que acudían al santuario y a los fieles con el firme propósito que con detalle explica la Brevis exortatio ad sermonicandum del mismo código:

Dado que a menudo los peregrinos, cuando velan la iglesia de la Virgen María de Montserrat, quieren cantar, bailar y también quieren hacerlo de día en la plaza, y allí sólo deben cantarse canciones honestas y devotas, por esta razón ha algunas escritas antes y después. Y se deben utilizar honesta y moderadamente, pero no molestar a los que perseveran en sus oraciones y devotas meditaciones, en las que todos los que velan deben insistir de la misma manera y dedicarse devotamente.

Parece ser que Juan I de Aragón, el Amador de toda gentileza, fue muy devoto de la Virgen de Montserrat, es posible que Mariam Matrem Virginem se incluyera en el códice formado parte del repertorio interpretado por los chantres del monarca cuando este acudía a rezar. Con Mariam Matrem Virginem os dejamos en un concierto dirigido por Jordi Savall, e interpretada por los solistas y coro de La Capella Reial de Catalunya y los músicos de Hespèrion XXI.

Alabad a María
Virgen madre.
Alabad a Jesucristo
en concordia.

María santuario de todo el mundo, protégenos.
Jesús, todo nuestro refugio, óyenos.
Tú eres nuestro lugar de refugio,
un seguro y verdadero lugar de salvación.

Jesús suprema bondad, cauce de toda la verdad,
María dulce piedad, gratísima.
De la misma manera que muestras tu pena hacia nosotros,
los que nos permitimos vanidad que nos oprime.

María Virgen humilde, te veneramos.
Jesús el deseado, te buscamos
y queremos tu inteligencia superior.
Complácete con los santos ángeles para siempre.

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