Classical

Marche des combattants, Alceste. Jean-Baptiste Lully

La ópera francesa fue creada por el impulso de dos italianos, uno cardenal y Primer Ministro y el otro músico.

Es bien conocida la gran afición que el monarca Luis XIV tenía por la cultura, especialmente por la danza, actividad de amplia tradición en la corte francesa y a la que se consagró con virtuosismo profesional. Durante los primeros años del reinado del Rey Sol los ballets de cour eran los espectáculos más importantes de la corte, en los que el propio rey actuaba encarnando un papel simbólico que lo representaba como soberano universal. Al ballet le seguía en interés el teatro de insignes dramaturgos como Corneille y Racine que entendían la escena según la concepción aristotélica de unidad de acción, tiempo y lugar. Sin embargo, en la primera mitad del siglo XVII, la ópera continuaba siendo un espectáculo italiano, es decir, extravagante y lleno de ornamentos innecesarios.

Italiano de nacimiento, el Cardenal Mazzarino fue Primer Ministro durante la infancia y juventud de Luis XIV, lo que supuso la atracción de un buen número de músicos y artistas a la corte de Francia durante su mandato. Parece ser que fueron los festejos por la boda del rey con María Teresa de Austria -para los que Mazzarino encargó una ópera a Cavalli de la que no entendieron nada- el punto de inflexión a partir del cual los músicos franceses, espoleados y en su afán de superar a los italianos, comenzaron a trabajar para crear un género lírico específicamente francés. Esta tarea recayó sobre Jean-Baptiste Lully, otro italiano que con diez años había marchado a Francia de la mano del Caballero de Guisa. Se sabe que aproximadamente con veinte años Lully entra al servicio de la corona como bailarín y compositor de la música instrumental del rey, después de que estuviera varios años al servicio de la hija del Duque de Orleans, Madame de Montpensier, hasta que esta tuvo de despedirlo por cantar en su presencia coplas impertinentes.

Lully estaba poco interesado en la ópera pues sinceramente no creía que la ópera fuese un género adaptable al carácter e idioma francés. Pero cuando el monopolio musical que ostentaba en la corte se vio amenazado por las primeras creaciones de ópera francesa de Robert Cambert y Pierre Perrin, que habían estrenado su ópera Pomone en 1671, se hizo también con el monopolio operístico mediante la creación de la Académie Royale de Musique. Fue a partir de entonces cuando en colaboración con el libretista Philippe Quinault comenzó a componer una ópera al año hasta su muerte. La nueva tradición, que en Francia se llamó tragédie lyrique o tragédie en musique, nació de la inteligente combinación de los dos elementos íntimamente ligados a Francia, el teatro y el ballet. Como el teatro, constaban de cinco actos y estaban basadas en la mitología clásica, con temas alegóricos de un soberano divinizado y con escenas bucólicas y pastoriles donde se habla del amor, la juventud, la pasión, la venganza y la muerte.

Basada en el Alcestes de Eurípides, Alcestes, o El triunfo de Alcides es la segunda tragédie en musique de Lully y Quinault. Con prólogo y cinco actos, fue estrenada el 19 de enero de 1674 en el Jeu de Paume du Bel-Air, una pista de tenis reconvertida en teatro. En su prólogo, conocido como la Marche des combattants, la Ninfa del Sena lamenta la ausencia de Luis XIV en las campañas militares en Holanda, siendo el regreso de éste, simbolizado en Apolo, el que permite un final feliz para la ópera.

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