Classical

Können Tränen meiner Wangen, La Pasión según San Mateo. J.S. Bach

Es una de las dos Pasiones que se han conservado de las cinco que compuso.

Los textos litúrgicos de La Pasión comenzaron a cantarse, en latín, durante la Edad Media, época en la que tres clérigos con tesituras vocales diferentes representaban a los distintos protagonistas del drama pasional, uno a Jesucristo, otro al evangelista y otro que representaba al resto, sea Simón Pedro, Pilatos, Anas o el propio Judas. La adicción en el siglo XIV de un coro que representaba al pueblo dio lugar a la pasión renacentista en forma de motete, a la que se le añadían corales y pasaba a cantarse en el idioma vernáculo allí donde prosperaba la Reforma protestante.

En oposición, la Contrarreforma católica comenzó a utilizar el Oratorio como instrumento para combatir el culto protestante, limitando la música litúrgica al uso del órgano y del canto, siempre que este no fuera usado de forma vana y exhuberante y que su texto se cantase en latín. Sin embargo, hubo movimientos musicales como el de la Congregación de San Felipe Neri siguieron cantando en italiano y, además, los protestantes pronto lo asimilaron, comenzando a dar forma a la pasión en forma de oratorio, género que llegaría a su cima con Johann Sebastian Bach, del que Nietzsche llegó a decir que, si alguien llegara a olvidar el cristianismo, podría reencontrarlo en la Pasión según San Mateo de Bach.

Cuando Bach comenzó a trabajar como cantor de Santo Tomás de Leipzig (1723-1750), el contrato le exigía una cantata para cada domingo del año, unas cincuenta anuales. Sin embargo, la iglesia luterana prohibía interpretar música durante la Cuaresma, motivo por el que dispuso de mucho tiempo para componer obras más grandes y complejas para el Viernes Santo, como las dos pasiones completas que se han conservado de las cinco que compuso, La Pasión según San Juan La Pasión según San Mateo, estrenada en la   iglesia de Santo Tomás de Leipzig, el Viernes Santo de 1727. Sólo cinco. Pocas teniendo en cuenta que Telemann compuso cuarenta y cuatro.

Können Tränen meiner Wangen
Nichts erlangen,
O, so nehmt mein Herz hinein!
Aber laßt es bei den Fluten,
Wenn die Wunden milde Bluten,
Auch die Opferschale sein!

Si las lágrimas de mis mejillas
son impotentes,
¡tomad, entonces, mi corazón!
Mas permitid que sea como un cáliz
que yo le ofrezco para recoger
la sangre de sus heridas.

Salir de la versión móvil