La Cantata Coral es el himno tradicional de la Iglesia Protestante alemana. Sus características principales son el canto homofónico y la utilización de melodías de ritmo sencillo, que permiten una rápida comprensión del texto y un canto fácil, para poder ser cantada por todos los presentes, tal y como Martín Lutero había concebido en su reforma del culto. Por eso, lo habitual es que estén escritos en compás cuaternario y, en menor medida, ternario, como el universalmente conocido Jesu bleibet meine Freude de la Cantata BWV147 en el que, con su coro a cuatro voces y en un ambiente de serena alegría, se celebra la llegada de Jesús como el redentor de nuestra vida.
La primera versión de la Cantata BWV147, Herz und mund und that und leben -El Corazón, la palabra, los actos y la vida-, fue escrita para la capilla ducal de Weimar en 1716 y estaba preparada para ser cantada el cuarto domingo de Adviento sobre un texto de cinco estrofas de Salomo Franck, el libretista favorito de Bach en Weimar. En 1723, Johann Sebastian Bach se trasladó a Leipzig para hacerse cargo del puesto de cantor en la Iglesia de Santo Tomás, ciudad en la que permanecerá hasta su muerte en 1750. Allí, para satisfacer la demanda de las Iglesias reformistas de la ciudad, se calcula que escribió más de trescientas cantatas -de las cuales se han conservado doscientas-, una nueva cantata para la misa de cada domingo. Sin embargo, poco después de llegar, tuvo que revisar la Herz und mund und that und leben original pues en esta ciudad la iglesia no autorizaba la ejecución de cantatas en los tres últimos domingos de Adviento.
Por este motivo, la amplió y recompuso para la fiesta de la Visitación de María, añadiendo tres recitativos y el Coral que constituye su décimo movimiento, Jesu bleibet meine Freude - Jesús, alegría de los hombres-. El resultado es una extensa cantata en dos partes, de las cuales la primera se ejecutaba antes y la segunda después del sermón.
En la fiesta de la Visitación de la Virgen María se celebra la visita de María a su prima Isabel y Juan –el Bautista- se mueve en las entrañas de Isabel por la alegría de estar cerca de Jesús. Bach, que era un luterano muy ortodoxo, no creía en la virginidad perpetua de María, pero siendo un hombre lleno de esperanza por la redención y profundamente piadoso, pensaba que debía haber un entendimiento cordial con el resto de las iglesias cristianas, en especial con los católicos.
La letra de Jesús, alegría de los hombres, dice así,
Jesus bleibet meine Freude
Meines Herzens Trost und Saft,
Jesus wehret alem Leide,
Er ist meines Lebens kraft,
Meiner Augen Lust und Sonne,
Meiner Seele Schatz und Wonne;
Darum lass ich Jesum nicht,
Aus dem Herzen und Gesicht.
Jesús sigue siendo mi alegría
consuelo y savia de mi corazón,
Jesús me defiende de toda pena,
Él es la fuerza de mi vida,
el gozo y el sol de mis ojos,
el tesoro y el prodigio de mi alma;
por eso no quiero a Jesús
fuera de mi corazón y mi vista.