Classical

Il dolce suono...Spargi d'amaro pianto. Gaetano Donizetti

Una de las 'Escenas de locura' más conocidas de la ópera.

El libreto de la ópera Lucia di Lammermoor, compuesta en 1835 por Gaetano Donizetti, está inspirado en la obra The bride of Lammermoor de Sir Walter Scott y narra la historia real del conflicto entre dos familias de las Colinas de Lammermuir, en las Tierras Bajas de Escocia, reñidas desde la Guerra Civil ocurrida en Escocia a finales del siglo XVI cuando los partidarios reformados del rey Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia se oponen a los de su católica madre, María Estuardo.

Ese ambiente hostil es el motivo por el que Enrico Ashton y Edgardo Ravenswood sean enemigos declarados. Además, Enrico Ashton ha intentado prohibir la ceremonia de inhumación del padre de Edgardo según el rito de la Iglesia escocesa. Pero ahora, los Ashton también están arruinados y Lord Enrico Ashton quiere casar a su hermana con un pretendiente que les salve. Pero ella está enamorada de un hombre. ¿Adivinan de quién?. Exacto.

La escena más conocida de Lucía es Il dolce suono...Spargi d'amaro pianto del tercer Acto, popularmente conocida como Escena de la locura que contiene dos mi bemoles sobreagudos, las notas más altas del repertorio para soprano, lo que exige una altísima calidad interpretativa y técnica.

Ese es uno de los motivos por el que no todas las sopranos interpretan estas notas. El otro, que no son notas escritas en la partitura original, por lo que queda a elección de la cantante sobrexponerse con embellecimientos y artificios no siempre bien vistos, según cuándo y dónde.

Una de las muchas escenas de locura del Romanticismo en el que el compositor hacía perder la cabeza a la protagonista tan sólo para mostrar sus cualidades operísticas. Esta es probablemente la más famosa, aunque en el caso de Lucía, perder la cabeza, quizás, estuviera justificado.

Lucía
Ah! No, non fuggir, Edgardo!
Spargi d'amaro pianto
Il mio terrestre velo,
Mentre lassù nel cielo
Io pregherò per te...
Al giunger tuo soltanto
fia bello il ciel per me!
 
Lucía
¡Ah! No, no desaparezcas, ¡Edgardo!
Vierte lágrimas amargas
sobre la piedra de mi tumba,
mientras que en cielo
yo rezaré por ti...
¿El cielo sólo me parecerá bello
cuando te reúnas conmigo!...

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