El 16 de mayo de 1966 The Beach Boys publicaban su undécimo álbum de estudio, “Pet Sounds”, uno de los discos más importantes e influyentes de la historia del pop, y para celebrar esos cincuenta años desde su lanzamiento, el líder de aquella banda y creador de esa monumental joya de la música, el señor Brian Wilson acompañado por su numerosa, virtuosa y acreditada banda, pasó por el escenario Heineken del Festival Primavera Sound 2016.
El próximo 20 de junio Brian Wilson cumple 74 años. Es, por tanto, dos días más joven que Paul McCartney, pero físicamente está bastante peor. Paul se conserva francamente bien, incluso juvenil, mientras que Brian está muy mayor. Necesita ayuda para acceder y abandonar el escenario, permanece todo el concierto sentado delante del piano, a veces algo ido, ha perdido prácticamente la voz y, tristemente, tiene muy mal aspecto. El tiempo ha hecho mella en él. Demasiada. Quizás debería permanecer tranquilo, rodeado de los suyos, de sus cosas, de sus recuerdos, su historia. Aun así y con todo, resulta muy emocionante verle, escuchar su música, disfrutar de su presencia, de su obra.
Sobre el Escenario Heineken, donde tocan los mejores cabezas de cartel de cada año, Brian Wilson apareció como un faraón, rodeado por su corte, dispuesto a edificar una vez más y delante de todo el público su gran maravilla, su pirámide del pop: “Pet Sounds”, un disco considerado como uno de los primeros álbumes conceptuales, admirado por tener una producción muy novedosa y arriesgada para su época, que incorporaba una libertad estilística rompedora y una tecnología muy avanzada e imaginativa para su grabación. Junto a él aparecían dos ex componentes de los Beach Boys, Al Jardine, uno de los fundadores de la banda, y el guitarrista y cantante sudafricano Blondie Chaplin, que se unió al grupo a principios de los setenta.
Para cubrir el puesto de cantante capaz de subir a las notas más altas que las nubes aparece Matt Jardine, hijo de su padre, Al, y un espectacular vocalista. De la percusión, que ocupa un lugar muy especial por la profusión de sonidos que Brian Wilson ideo para este disco, se encarga Nelson Bragg, un excepcional músico con una deliciosa discografía propia y además un gran cantante. Y también los componentes de The Wondermints, un gran grupo y una precisa maquinaria de pop. En total doce personas sobre el escenario: dos teclistas (y más cosas), un batería, un bajista, cuatro guitarras, un saxo y flauta y armónica, un percusionista, un cantante (Matt) y Brian Wilson con su piano. Doce músicos inmensos de los que diez cantan o hacen voces. Si quitamos a Mr. Wilson, quedan nueve exquisitas y afinadas gargantas para interpretar, todas las (radiantes) canciones del “Pet Sounds”, incluidas obras como “Wouldn´t It Be Nice”, “Sloop John B” o “God Only Knows” (inconmensurable pieza), y más.
Una vez completado el álbum, en su orden y en su tiempo, Brian Wilson y su banda se dedicaron a ofrecer algunos de los viejos hits del grupo para regocijo del numeroso y entregado público asistente, como “Good Vibrations”, “Help Me, Rhonda”, “Surfin´USA”, “Surfer Girl”, “I Get Around” y una sorprendente versión de “Monster Mash”, una canción especial para Halloween y único éxito de Bobby “Boris” Pickett. Al margen de este cover no hubo más sorpresas y tal vez todo fue demasiado correcto, pero así era la música de los Beach Boys y de Brian Wilson, simplemente perfecta. Tanta perfección a veces puede parecer fría y más en el contexto de un festival en el que a mucha gente no le importa si un cantante desafina, el batería se adelanta o el guitarra toca un insoportable solo de tres minutos. Esta perfección es natural y consustancial, no hay que impostar, ni sufrir, ni alardear, ni “posturear”. El único pero es que Brian Wilson no tenga 24 años eternamente, la edad con la que creó “Pet Sounds”. Su vida se apaga pero su luz y la de su música cada vez brilla más.
En el Escenario Heineken hubo historia, leyenda y magia y la constatación de que sólo el talento es eterno. La famosa marca de cerveza holandesa, Heineken, que siempre apoya propuestas para vivir y compartir nuevas experiencias y ampliar horizontes con acontecimientos que marcan tendencia, volvió a cumplir con su empeño, aunque esta vez fuera mirando al pasado, a uno de los momentos más espléndidos de la música pop. Gracias. Y por siempre agradecidos a Mr. Brian Wilson por cambiar nuestras vidas.
I may not always love you
But as long as there are stars above you
You never need to doubt it
I'll make you so sure about it
God only knows what I'd be without you
If you should ever leave me
Though life would still go on believe me
The world could show nothing to me
So what good would living do me
God only knows what I'd be without you
(God only knows what I'd be without you)
If you should ever leave me well life would still go on believe me
The world could show nothing to me
So what good would living do me
God only knows what I'd be without you
(God only knows what I'd be without you)
God only knows
God only knows what I'd be without you
God only knows what I'd be without you
God only knows
God only knows what I'd be without you
God only knows what I'd be without you
God only knows
God only knows what I'd be without you.
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