La cantante francesa France Gall ha fallecido a los setenta años de edad a consecuencia de un cáncer contra el que llevaba luchando los dos últimos años de su vida. La estrella de la música gala llevaba más de dos décadas alejada de la música y recientemente fue ingresada en un centro hospitalario debido a una infección severa que no ha podido superar.
Nacida en París el 9 de octubre de 1947, su nombre real era Isabelle Geneviève Marie Anne y se crio en el seno de una familia con una gran vocación musical. Su padre era un conocido letrista de canciones, Robert Gall, que escribió letras para Charles Aznavour y Edith Piaf, mientras que su madre era una cantante hija del fundador de Les Petits Chanteurs à la Croix de Bois, un reputado coro de chavales más conocido como The Little Singers Of Paris.
A los 16 años, en la primavera de 1963, su padre la animó para que grabara algunas canciones y enviara las maquetas un amigo suyo, Denis Bourgeois, que trabajaba como editor en musical en París. Ese mismo verano, una joven France Gall hizo una audición para él en el Teatro de los Campos Elíseos, quien inmediatamente quiso ficharla y poco después le consiguió un contrato con la compañía discográfica Philips. En esa época, Burgeois trabajaba para este sello como director artístico de Serge Gainsbourg, papel que también asumió con ella, y le invitó a grabar varias canciones con el músico de jazz, arreglista y compositor Alain Goraguer.
El mismo día en el que France Gall cumplía 16 años publicó su primer sencillo, “Ne Sois Pas Si Bête”, que fue un éxito de ventas. Burgeois le propuso a Gainsbourg que escribiese algunas canciones para ella y su siguiente single, “N´écoute Pas Les Idoles”, llevaba su firma y de nuevo fue un hit que alcanzó, durante tres semanas, el primer puesto de las listas de éxitos en Francia. La asociación entre compositor y cantante continuó durante varios años y siempre tuvo unos resultados muy fructíferos.
En 1965, France Gall fue seleccionada para representar a Luxemburgo en el Festival de Eurovisión de ese año que se celebraba en Italia, en Nápoles. De todas las canciones que le presentaron para que eligiera, la cantante se quedó con una de Gainsbourg: “Poupée De Cire, Poupée De Son”. Gracias a este tema y a su deliciosa interpretación, Gall arrasó en las votaciones, alcanzando el primer puesto y convirtiéndose en el mayor éxito de su carrera. Una canción que todavía suena fresca y agradable, llena de inocencia y brillo. Una pieza fundamental de la cultura yeyé, tanto en Francia como internacionalmente, que sorprendentemente tuvo un éxito impresionante en Japón.
France Gall también hizo unos tímidos intentos de adentrarse en el cine, especialmente a través de la televisión, pero no cuajó. Después de su etapa adolescente atravesó una etapa más psicodélica y también más madura pero el público tenía grabada en la retina su etapa más juvenil y su estrella se mantuvo en reputación e interés, pero las ventas fueron muy inferiores. Fue en Alemania, sin embargo, donde consiguió crearse una imagen de artista más completa y grabó un buen puñado de canciones en su idioma.
Tras finalizar su colaboración con Gainsbourg, Gall probó distintas alternativas, como los musicales, y se unió a distintos compositores para que orientasen su carrera. En esa búsqueda se encontró con el compositor Michel Berger que en 1974 relanzó su carrera con la canción “La Déclaration D´Amour” y con quien se casó dos años más tarde y con quien tuvo dos hijos.
En los ochenta France Gall se dedicó más a su familia que a su carrera y ya en los noventa grabó en el 92 junto a su marido el álbum “Double Jeu”. Sin embargo, la muerte de éste la volvió a apartar del mundo del espectáculo. Además, poco después fue diagnosticada de cáncer de pecho, una enfermedad que consiguió superar, y en 1997 de nuevo fue golpeada con el fallecimiento de su hija Pauline. En ese momento decidió abandonar su carrera artística.
Durante muchos años France Gall estuvo en una primera línea de la música en Francia, ya que allí era muy admirada y querida y su vida despertaba un gran interés. Con ella se va una voz aniñada, inocente y pura y también una de las grandes estrellas de la música yeyé francesa de los años sesenta.
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