Classical

El cisne de Tuonela. Jean Sibelius

Las composiciones de Sibelius representan la identidad cultural de Finlandia, que no alcanzaría a independizarse de Rusia hasta 1917.

Y el intrépido Lemminkäinen, el orgulloso Kaukomieli, se lanzó a la caza del cisne, en busca de su largo cuello por el negro río de Tuoni, dentro del valle de Manala. Con paso ágil caminando se dirigió sin más demora hacia el río, hacia el borde mismo de aquel sagrado remolino, llevando la ballesta al hombro, a la espalda el carcaj con flechas.

Elias Lönnrot, Kalevala, Canto XIV

Después de casarse el 10 de junio de 1892 con Aino Järnefelt, el compositor finés Jean Sibelius y su esposa pasaron unos días en Karelia, región del sureste de Finlandia, actualmente territorio ruso tras la cesión a la Unión Soviética a consecuencia de la segunda Guerra Ruso-Finlandesa. Karelia es la cuna del Kalevala, la epopeya nacional finlandesa compilada por Elias Lönnrot en el siglo XIX a partir de narraciones populares, leyendas y mitos ancestrales fineses en las que Tuonela es sinónimo de Manala, un lugar oscuro, la temida morada de los que no son, la tierra en la que muchos entraron para no volver, el infierno de la mitología finlandesa. Toda esa tierra yerma está bañada por un ancho río de rápida corriente, el negro río de Tuoni sobre el que un cisne se desliza cantando. Los instrumentos de cuerda reflejan el fluir del agua en una atmósfera fría y estática mientras que el corno inglés evoca al cisne negro con una melancólica e insinuante melodía.

Jean Sibelius es el gran compositor de la música finlandesa y uno de los padres de la nación. En su música está puesto todo el sentimiento patrio en forma de un profundo amor por la naturaleza y mucha literatura, sobre todo la emanada del Kalevala. Varios de sus poemas sinfónicos se inspiran en su mitología, Kullervo, Tiera, Luonnotar, La hija de Pohjola, Tapiola y también los cuatro que forman Lemmikäinen, op. 22, Lemminkäinen y las doncellas de la isla, Lemminkäinen en Tuonela, El cisne de Tuonela, y El retorno de Lemminkäinen. En el tercero de ellos, El cisne de Tuonela, Sibelius no cuenta una historia, sino que recrea una escena, el sereno canto de un cisne sobre las aguas del reino de los muertos.

Muchos de los grandes compositores de finales del siglo XIX y principios del XX utilizaron un lenguaje inspirado en la música popular de sus países de origen sin abandonar formas y recursos procedentes de la tradición sinfónica centroeuropea del Romanticismo. Al igual que otros muchos, Sibelius también se interesó por esas formas tradicionales del Romanticismo, lo que le llevó a viajar a Alemania y a Austria para conocer y estudiar el estilo de Brahms y de Bruckner. Aunque después mantuvo un estilo muy personal esencialmente ocupado en las sagas folclóricas finesas cuando Finlandia comenzaba a defender su identidad cultural y artística frente a los zares rusos, lo cierto es que Sibelius continuó la tradición sinfónica del siglo XIX, principal razón por la que fue encasillado y atacado durante buena parte del siglo XX como antimodernista o conservador por muchos y muy relevantes detractores como Neville Cardus, Benjamin Britten, Virgil Thomson, Nadia Boulanger o Theodor Adorno. Aunque El cisne de Tuonela es una obra temprana que no refleja la modernidad de Sibelius, sí enseña el camino hacia una modernidad muy distinta a la entendida por sus detractores, la representada por Debussy.

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