Classical

El aprendiz de brujo. Paul Dukas

Un poema sinfónico que seguramente nos suena a todos.

¡Sea ondeante gran camino que a destino al agua llame
y en torrentes abundantes al estanque se derrame!

En 1797, el poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe publicó en la revista Musen-Almanach una serie de baladas sobre cuentos populares y leyendas de la antigua Grecia. Una de esas baladas es El aprendiz de brujo, basada en un relato aparecido en el Philopseudés de Luciano de Samosata, el escritor satírico sirio del siglo II que, según algunos especialistas, inspiró su Fausto.

Probablemente la historia contada en la balada ya la conozcan. En ausencia del brujo, un atrevido aprendiz cree que puede emular a su maestro porque ha memorizado el encantamiento y por tanto puede reproducir su magia. A continuación, invoca a los torrentes de agua para que fluyan y llenen el estanque, y comienza a dar órdenes a la escoba, que obedece, hasta que al ordenarle que pare, comprueba desesperado que no recuerda con exactitud en conjuro del maestro. Sí, es el relato que todos hemos visto recreado en la película de Walt Disney Fantasía, una fábula de marcado carácter moralista donde el pobre infeliz Mickey, creyendo que puede convocar a los espíritus para provecho propio, se ve desbordado por la acción de las escobas hasta que llega el mago para hacer lo que sólo él sabe hacer, deshacer un hechizo.

La balada de Goethe inspiró al compositor francés Paul Dukas un poema sinfónico que llamó L’apprenti sorcier, un scherzo sinfónico que sigue al pie de la letra el texto de Goethe. Estrenado en París en 1897 -exactamente cien años después del texto de Goethe- para que la música sirviera de pretexto, cada sonido de la acción estaba representado por un instrumento, lo que permite seguir cada verso a través de la música. Un recurso al simbolismo y a las imitaciones de la naturaleza muy practicado por los compositores de todos los tiempos, entre los que Vivaldi –Las Cuatro Estaciones-, Saint-Saëns –El Carnaval de los Animales-, Grieg -Peer Gynt- y Prokofiev -Pedro y el Lobo-, son sólo cuatro ejemplos.

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