Il prete rosso escribió 770 obras, de las que más de 500 son conciertos, 70 sonatas, 45 óperas además de música religiosa como oratorios, misas y motetes, lo que lo convirtió en el compositor y violinista italiano más influyente de su época.
El repertorio coral de Antonio Vivaldi (1678-1741) fue descubierto en el siglo XX, cuando entre los años 1926 y 1930 salieron a la luz los que se conocen como Manuscritos de Turín que contenían más de trescientas obras del autor. Uno de los primeros en acceder a las obras religiosas para coro de Vivaldi fue Alfredo Casella, al que también se le atribuye el estreno del Gloria RV 589 en el Festival Vivaldi de Sienna de 1939, tras más de doscientos años de silencio desde que fuera escrito. Sin embargo, actualmente ha pasado a llamarse El Gloria de Vivaldi por su excepcional popularidad.
Vivaldi no concibe el Gloria como una parte de la misa en latín sino como un trabajo independiente en doce movimientos en los que el autor utilizó las voces femeninas en las partes solistas y en las corales. Una excepcional para la música religiosa católica romana, pero debemos recordar que Vivaldi dirigió muchos años el Ospedale de la Pietá de Venecia, donde las niñas huérfanas gozaba de gran fama gracias a sus magníficas interpretaciones.
El sexto de los doce movimientos es el Domine Deus, Rex caelestis, con el que Vivaldi da un giro a la obra con un contundente cambio de tempo –Largo- respecto a los cinco precedentes, que lo convierte en el centro de la obra. Se trata de un bellísimo aria para soprano solista, pero que en realidad funciona como un dueto entre el solo del oboe al que le responde una muy expresiva solista.
Domine Fili unigenite Iusu Christe
Deus Pater
Laudamus Te, benedicimus Te
adoramus Te, glorificamus Te,
Gloria in excelsis Deo
et in terra pax hominibus, bonae voluntatis
Domine Fili unigenite Iusu Christe.