De las veintiuna Danzas Húngaras de Brahms, la número 5 en sol menor, es la más conocida. Son temas de corta duración, compuestas originalmente para piano a cuatro manos, aunque luego arregló 13 de ellas para piano solo y para orquesta.
Pianista y compositor, para muchos Brahms forma, con Bach y Beethoven, la Santa Trinidad de las tres B de la música clásica. A pesar de ser un compositor romántico, es el más clásico y conservador de todos ellos, posiblemente porque jamás renunció a la influencia que Mozart, Haydn y Beethoven tuvieron en sus composiciones. Actitud conservadora que nunca le perdonaron los innovadores de la Nueva Escuela Alemana encabezados por Franz List. Quizás por eso decidió autoexiliarse y quizás por eso en Viena dio vida a lo mejor de todo su repertorio. Estaría más tranquilo.
En esta selección, os dejamos la Danza Húngara nº 5 de Brahms interpretada por la Orquesta Sinfónica del Bolshoi dirigida para la ocasión por la JASP Tomomi Nishimoto.