Antonin Dvorak
Classical

Danza Eslava nº 5, Opus 46. Antonín Dvorak

Gracias a un premio el compositor checo pudo conocerse en todo el mundo.

Cansado de tocar la viola en una banda que luego sería la Orquesta Provisional del Teatro Checo, Dvorak decidió dedicarse enteramente a la composición, para la que hasta entonces era un auténtico desconocido. Corría el año 1871, y con el fin de poder sobrevivir como compositor, solicitó la beca del Premio de la Música del Estado austríaco, premio que ganó cinco años seguidos, hecho que incluso conmovió al crítico vienés Eduard Hanslick.

Los Duetos Moldavos con los que se presentó al premio de 1877 impresionaron tanto que Johannes Brahms, miembros de la comisión de concesión de la beca, le presentó a su propio editor, el más famoso de la época, Fritz Simrock, con el que acordó publicar una obra posterior para piano a cuatro manos, las famosas Danzas Eslavas.

Dvorak escribió un grupo de ocho piezas bajo el título de Danzas Eslavas opus 46 tomando como modelo las Danzas Húngaras de Brahms. Sin embargo, mientras Brahms hizo uso de melodías populares de Hungría, Dvorak se inspiró en los ritmos y armonías característicos de la música popular eslava, mientras las melodías son completamente suyas. Como otros muchos compositores de marcada influencia nacionalista, su música llama a la rebelión de la patria, en su caso Bohemia, subyugadas por el Imperio Austro-húngaro, uno de los grandes imperios decimonónicos.

Como fueron muy bien acogidas y Simrock estaba encantado con las ventas, tiempo después acordaron repetir con la ampliación a otro grupo de ocho piezas que denominaron Danzas Eslavas opus 72. Ambas obras fueron escritas originalmente para piano, aunque el propio compositor checo hizo los arreglos necesarios para adaptarlas a su versión orquestal.

Otra vez, y vamos por la quinta, os proponemos que escuchéis la Danza Eslava nº 5 opus 46, de nombre vernáculo Skocna, en el concierto de la Orquesta Filarmónica de Israel dirigida por Wolfgang Sawallisch.

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