Hacia mediados del siglo XIX, la tranquila capital del Imperio Austrohúngaro conoció la misma explosión demográfica que también afectaba a otras grandes capitales europeas. La Revolución Industrial arrastraba hacia las ciudades a una enorme masa proletaria, al tiempo que surgía una nueva burguesía industrial que comenzaba a reemplazar a la antigua élite aristocrática. Johann Strauss, que durante la Revolución de 1848 había tomado partido por el bando liberal revolucionario para disgusto de su padre, reconoció a tiempo el advenimiento de la modernidad industrial. Aunque en apariencia sus valses eran el símbolo musical del sobrio estilo Biedermeier, sus valses comenzaron a poblarse del silbido de los motores y cualquier otro sonido mecánico servía de pretexto para la diversión y el baile. La fiebre del vals provocaba un entusiasmo indescriptible. Johann Strauss II ha pasado a la historia con el cariñoso sobrenombre de el rey del vals porque consiguió que esa irrepetible conjunción de música culta y sensibilidad popular que es el vals alcanzará sus más altas cimas de inspiración.
La Polca o Polka es una danza popular que apareció en Bohemia hacia 1830 y que los compositores checos utilizaban como símbolo nacionalista frente a los austríacos. En checo se llamaba pulka, que significa la mitad, en referencia a su compás de dos cuartos. La polka se bailaba con pasos laterales y evoluciones rápidas, motivo por el que se hizo muy popular en todas las naciones del Imperio, Polonia, Alemania, Italia, Ucrania y Rusia, como también existen variaciones en los países nórdicos, Gran Bretaña y América del Sur. Pero su origen bohemio no impidió que muchos músicos austríacos, como Johann Strauss II introdujera la polka en su repertorio como elemento de contraste en aquellas veladas de baile de la alta sociedad vienesa frente a la expresión más genuina del baile de salón, el vals, aunque ambos con la misma función: divertir y entretener al público.
En 1856, Johann Strauss II fue invitado por un grupo de empresarios de la incipiente burguesía rusa a ofrecer un ciclo de conciertos de verano en Pavlovsk, cerca de San Petersburgo. La primera gira obtuvo un rotundo éxito, por lo que se repitió al año siguiente, y así durante una década. El 24 de noviembre de 1858, al poco tiempo de regresar de Rusia después de completar su tercera temporada, dio un pequeño concierto junto a su hermano Josef en la Zum Grossen Zeisig, una taberna del suburbio de Neubau entre cuyas piezas se encontraba una novedad, la Tritsch Tratsch Polka. Tan abrumadora fue la demanda de la nueva obra que el prestigioso editor Haslinger se vio obligado a cambiar todo su programa editorial para presentar su primera edición impresa el 1 de diciembre. Y aún hoy es una polka muy celebrada, como anualmente podemos comprobar en el concierto de Año Nuevo de la Musikverein de Viena.