Salut d’Amour opus 12, es una pieza musical compuesta por Edward Elgar (1857-1934) en el verano de 1888, poco antes de contraer matrimonio con Caroline Alice Roberts, Carice. Os cuento la historia mientras escucháis esta versión para violonchelo interpretada por Gautier Capuçon.
Edward William Elgar era hijo del que durante 37 años desempeñó el cargo de organista de célebre la Catedral católica de Worcester. Éste no tardó en descubrir las excepcionales dotes musicales del pequeño Edward, pero carecía de la fortuna necesaria para favorecer la educación musical del que a todas luces era un niño prodigio. Aparte de unas lecciones elementales de piano recibidas en un colegio de señoritas y algunas indicaciones sobre la técnica del violín, Elgar fue un autodidacta que se dedicó al estudio constante de la composición y cultivó en su juventud el estudio del fagot, el piano, el violín y el órgano.
Elgar tuvo que abandonar la escuela a los quince años para trabajar con un abogado, pero en menos de un año había vuelto a centrarse de lleno en su carrera musical. A los 22 años fue director de la Banda del Manicomio provincial de Worcester. Más tarde sustituyó a su padre en el puesto de organista y durante mucho tiempo ejerció de profesor de violín. Fue a través de esta actividad como conoció a Caroline Alice Roberts, autora de poesía y prosa de ficción, con la que se casó tres años después.
Poco antes del enlace compuso una pequeña obra a la que llamó Liebegruss –Saludo de amor– por el profundo conocimiento que su prometida tenía del alemán. Se la regaló cuando regresó a finales de septiembre de 1888 a Londres de sus vacaciones en casa de su amigo Charles Buck en Yorkshire. Por su parte, ella le regaló un poema que había escrito en 1880 al que Edward Elgar pondría música más tarde, pasando a la posteridad como su obra The wind at Dawn.
Escrita para violín y piano, a finales de 1888 vendió la obra a la firma Schott por dos guineas. La obra se vendió mal al principio lo que hizo que Schott renombrara el trabajo como Salut d’ Amour del compositor Ed. Elgar, jugando al equívoco con el título en francés y un apellido poco británico para vender lo que consideraban una bagatela de poca importancia. Así estaban las cosas por aquel entonces para un compositor cuya música terminaría por ser identificada de modo intencionado con las virtudes que oficialmente representaba el Imperio Británico.
Con una absoluta confianza en el talento de su marido, Carice no dejó nunca de animar a Elgar para que siguiera componiendo. Hasta que de forma imprevista llegó el reconocimiento gracias a dos obras bien distintas, el oratorio The Dream of Gerontius, escrita para el Festival de Birmingham de 1900, y la famosísima Variaciones Enigma.