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¡Que vienen los rusos!

Sus agitados comienzos no hacían imaginar la enorme relevancia que Rusia adquiriría durante las edades moderna y contemporánea.

Aunque los eslavos forman parte del grupo lingüístico y cultural europeo más numeroso, es muy común pensar que ocupan una posición marginal y periférica en el continente.

También, en el imaginario europeo, los eslavos, los protagonistas de las novelas de Tolstoi o Dostoiesky, son pueblos pacíficos, resignados, indisciplinados, fatalistas, desorganizados y resistentes, gentes que tienen su origen entre el río Vístula y el Dniéper que pronto se vieron forzados a emigrar empujados por otros pueblos más belicosos provenientes del este.

Según las Crónicas de Néstor, el Estado ruso se formó a partir de los pueblos vikingos que penetraron, a través de los ríos, en las estepas más orientales de Europa. Lo más probable es que los vikingos llegaran allí para resolver una rivalidad entre las ciudades comerciales que pugnaban por dominar la ruta entre el este y el oeste, y de camino saquear Constantinopla. Kiev fue el núcleo urbano más importantes del territorio que se denominó La Rus, que alude a los vikingos, denominados rus –remeros-.

Sviatoslav, hijo de Igor y Olga, fue el primer ruso de la dinastía Rurikovich que se sintió más eslavo que vikingo. Fue su hijo, Vladimir, casado con la princesa bizantina Ana Porfirogeneta, quien aceptó la religión ortodoxa porque no le prohibía el vino -como la musulmana-, no era nómada -como los judíos-, ni dependía de Roma -como la católica-. Todo esto trajo un montón de quebraderos de cabeza a sus descendientes, hasta que en 1238 llegaron los mongoles de Gengis Khan.

Todos esos momentos de agitación no hacían imaginar el enorme poder y relevancia que Rusia adquiriría durante las edades moderna y contemporánea. La miseria del proletariado y del campesinado ruso en manos del zarismo provocó la revolución bolchevique de octubre de 1917, y desde Rusia se exportó un modelo político, económico y social que ocupó la mayor parte del siglo XX. Unas veces más abierta y otras veces más cerradas a occidente. De esas influencias, de esas historias, algo podemos rastrear en las seis propuestas elaboradas para este domingo.

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