Soy un gran partidario de los antiguos, pero esto no me impide hacer justicia a los modernos, y no quemo la Jerusalem libertada a los pies de la estatua de Virgilio ni la Henriada a los pies de la estatua de Homero.
Diderot
Entre mediados de 1752 y principios de 1754, una pequeña compañía de teatro italiana representó en París alrededor de una docena de óperas bufas. Aunque llegaron para dos meses, durante año y medio vieron prorrogado su contrato por la Académie royale de Musique. Su éxito no sólo fue inmediato sino sorprendente pues en tan corto espacio de tiempo en cada representación se formaron dos grupos bastante heterogéneos. Alrededor del rey Luís XV, estaban los partidarios de la música francesa, devotos de Lully como Rameau, el jesuita Castel y la amante del rey, madame de Pompadour, ejemplos que sintetizan la nostalgia por un gobierno absolutista, la época del Rey Sol cuestionada por los filósofos. Por parte de la reina estuvieron los incondicionales de la ópera italiana, de la opera buffa, tipos como Rousseau, Diderot y D'Alembert, aquellos filósofos exploradores de una ópera sin divinidades en la que se representan el atractivo de la vida de la gente corriente.
A partir del XVII se fue formando una nueva visión de lo que el ser humano era capaz de conseguir en este mundo. Esta perspectiva, que en España tuvo su propia versión en la reacción a las Soledades de Góngora y al teatro de Lope, proclamaba, en síntesis, la superioridad de lo moderno y su derecho a innovar, frente a lo antiguo. La Querelle des Anciens et des Modernes es un tópico cultural de la civilización occidental que consiste en la comparación entre los autores considerados clásicos y los que en un momento histórico se tienen por actuales. Se tiene por los antiguos a los que se considera genios que habrían dejado una obra insuperable, y a los modernos, a los que interrogan al pasado y encuentran nuevas perspectivas. Visión conectada con procesos históricos y culturales tan variados como el progreso científico o las reformas religiosas. Sin embargo, esta disputa se remonta al Renacimiento, cuando se dejaron a un lado los modelos teocéntricos medievales y la modernidad se presenta como algo que merece la pena ser cultivado por el simple hecho de que suponían la superación de algo anterior.
L'Homme armé -El hombre armado- es una antigua melodía del Renacimiento. Su origen es desconocido, pero se sabe que fue utilizada en cerca de 40 misas del siglo XV por compositores tan destacados como Dufay, Desprez, Morales, Ockeghem o Palestrina. En 1968, el compositor Peter Maxwell Davies la retomó para escribir su Missa super l'homme armé. En 1975, el compositor danés Poul Ruders compuso sus Bravour studies for solo cello over L'homme armé. En 1999, el compositor galés Karl Jenkins escribió su The Armed Man: A Mass for Peace - El hombre armado: misa para la paz- una misa que sigue el modelo católico tradicional por encargo de las Armerías Reales. Estrenada en el año 2000 por la Orquesta Filarmónica de Londres y el Coro Nacional Juvenil de Gran Bretaña, dirigidos por el propio Jenkins y dedicada a las víctimas del conflicto de Kosovo -tragedia que se desarrollaba a la vez que la composición- os dejamos con el Benedictus, en el que un solo de violonchelo da paso a un glorioso coro que canta Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.