Decía Homero que si los dioses lo permiten y los vientos son favorables, en los viajes se deben tomar nuevos rumbos, nuevas sendas, y que sólo así descubriremos qué significa viajar. Desde Dante hasta Kazantzakis, en la historia de la literatura han sido frecuentes las referencias a Ulises, el héroe homérico, la gloria, la gran gloria de los Aqueos, paradigma de rebelión frente a las limitaciones del hombre, el mito y sus viajes, sean viajes por mar o viajes del espíritu, sin cuerpo, sin mar y sin nave. La propia Odisea incita a su lectura simbólica, al ver en el final del periplo el desaliento del alma de Ulises que no encuentra puerto y debe continuar navegando.
Siempre buscando nuevos rumbos. La imaginación es el mayor de los viajes que se puede emprender. Un viaje donde el destino es la propio aventura. Hoy os proponemos un viaje, una travesía entre sonidos. Porque escuchar música es siempre un viaje que lleva a descubrir territorios lejanos, reinos de ensueño, tiempos remotos, o nuestro interior más profundo.
En esta singladura viajaremos hacia destinos legendarios. Como el Lejano Oriente, a la India, con la magia de Las mil y una noches de Rimsky-Korsakov, el Concierto para sitar de Ravi Shankar y el Dueto de las flores de Lakmé, la ópera de Delibes. También viajaremos a la Armenia de Khachaturian, con parada las estepas de Europa Oriental, con los cumanos, el pueblo túrquico protagonista de las Danzas Polovtsianas de Borodin. También miraremos a Turquía bajo la mirada crítica y bufa de Lully. Incluso volaremos en el tiempo a la Persia del Jerjes de Haendel, a la calurosa África imaginada por Johann Strauss y a la fría Europa septentrional de Sibelius y Richard Strauss. Toda un evocación sonora que llama a nuestra imaginación; un viaje que nos obliga a abrir nuestra mente y nos ayuda a descubrir todo lo que hay en ella.