La irrupción de la nada de Benjamin Clementine ya la contamos en esta sección de Loff.it. Entonces era un artista novel con un don único y sorprendente que prometía convertirse en estrella. Un joven que había pasado por trances complicados, como por ejemplo vivir en la calle, pero que guiado por su pasión por cantar y actuar buscaba la forma de alcanzar el triunfo.
Esta es, entre otras, la razón por la que el segundo álbum de Clementine, “To Tell A Fly”, no es una simple continuación de su primer disco, “At Least For Now”, publicado en 2015 y galardonado con un premio Mercury. Un LP personal y único, al igual que su predecesor, que no difiere radicalmente de él porque también es emocionante y diferente y lleva su impronta particular. Sin embargo, mientras que el primero era una mirada interior y hacia el pasado, a la extraordinaria historia y su corta etapa de formación como artista, este nuevo trabajo tiene puesta la vista hacia el futuro y al exterior. La experiencia y la personalidad de Clementine no son su tema principal, sino el prisma a través del que ve aquello que le rodea. Así, su álbum de debut estaba compuesto por un puñado de baladas al piano con heterodoxas estructuras que se desplegaban a cada nota. En este segundo álbum Benjamin persigue otros objetivos y ofrece interesantes experimentos musicales a través de una distinguida ruta sonora que nos acerca a un destino similar: donde no se compromete en función del otro la audacia ni la accesibilidad. Un disco peculiar, emotivo y fascinante.
Clementine no opta por la literalidad, sino todo lo contrario. El propio músico ha comentado: “El aspecto esencial del álbum es evidentemente tocar asuntos clave de la actualidad. Pero también afirmo: esto no va a parar. Es muy recurrente. No soy diplomático. Como artista tengo que abordarlo. Quizás se haya hecho antes, se haya dicho antes, pero para mí es importante que las personas que escuchen mi música sepan que estoy profundamente afectado por ello y hago lo que debo hacer. Este es el propósito del disco”.
La música de Clementine, que era mucho más introspectiva en sus comienzos, ahora se muestra más expansiva. El cantante ha desarrollado una increíble capacidad de desplazarse en todas direcciones y sus canciones han estallado en múltiples direcciones. Su talento y su capacidad de asombrar a la audiencia no parecen tener límite. Y mucho menos sobre un escenario, en donde pone al descubierto un sinfín de virtudes convirtiendo en irresistibles sus magnéticos directos.
No es fácil encontrar sus raíces africanas, sus padres son de ascendencia ghanesa, en la música de este cantante y pianista británico cuyas canciones derrochan emotividad, teatralidad y pureza. No es un artista al uso, no se mueve por modas ni por los medios, Benjamin Clementine vuela libre, sin etiquetas, sin cadenas.
El miércoles 21 de marzo Benjamin inicia su visita a España con un concierto en Barcelona. Después viajará a Murcia y a Madrid antes de cerrar en Vigo esta mini gira por nuestro país.
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