Durante su estancia en la calvinista corte de Cöthen, Bach compuso muchas de sus obras instrumentales, tanto para solistas como para conjuntos instrumentales diversos, siendo la Suite -que él denominaba Obertura- una de sus formas preferidas. Las suites comenzaban con una pieza que se corresponde en estilo y estructura con la Ouverture francesa, con tres secciones, lenta, rápida y lenta, seguida de una sucesión de danzas.
Las Suites para orquesta, BWV 1066-1069 son cuatro piezas de Johann Sebastian Bach, compuestas probablemente entre 1725 y 1739 en Leipzig, ciudad en la que ocupó el cargo de maestro de capilla de las iglesias de Santo Tomás y de San Nicolás y el de director de los conciertos del Collegium Musicum, asociación musical que había sido renovada por Telemann a principios de siglo. Junto con la suite nº 3 BWV 1068, la suite nº 2 BWV 1067 fue escrita para ser interpretada en los conciertos que el conjunto de 40 músicos del Collegium Musicum daban dos conciertos a la semana.
Muy influenciadas por el estilo francés, con adornos típicos o ritmos pointées, la BWV 1067 posee, además de la Ouverture, un Rondeau, forma favorita de compositores franceses como Marais o Couperin, una Sarabande, construida sobre un bajo en forma de canon, dos Bourrées, una Polonaise de ritmos exagerados, un elegante Menuet y la célebre Badinerie –que quiere decir, pieza jocosa o broma en francés-, una alegre melodía asistida por un ligero acompañamiento orquestal en la que la flauta solista muestra todo su virtuosismo.
Fue Mendelssohn quien, en 1838, introdujo en los programas de concierto estas cuatro suites que, como gran parte de su obra, habían sido olvidadas tras su muerte. En esta ocasión interpretada por Le Concert des Nations dirigidos por Jordi Savall en el Festival de Música e Historia para un Diálogo Intercultural que se se celebró en la Abadía de Fontfroide en el año 2013.