Su edad es casi irreverente, al menos al relacionarla con semejante filón de vida y de logros a la espalda. Hablamos de los 24 fructuosos años de Borja Cavanna, un madrileño que llegó al mundo un primaveral 12 de mayo, que debió de dejarle esa imaginación y frescura que le acompañan en todos sus quehaceres.
El camino para llegar hasta aquí ha sido una auténtica gincana, bachillerato de ciencias y un inicio, no del todo desafortunado, en la carrera de filosofia, que zanjó, dos años después, al verse pasando la vida entera entre los jardines de la facultad, con el libro de Nietzsche bajo el brazo. Entonces, todo da un vuelco; se centra, mira al cielo y encuentra la respuesta: internet, las redes y el mundo del "social media" estaban esperándole. Llegaron cursos, talleres y conferencias para alcanzar ese nivel de maestría que le caracteriza y, sumados, eso sí, a un espíritu profundamente autodidacta, mostrarle al mundo como lo que es hoy, nuestro gurú particular de ese océano inabarcable que es la red.
“No existe mejor embajador de marca que un fan enamorado de su historia” esta es la receta o las vigas del "Reality Telling" del que Cavanna es primer ministro y comandante general. “El social media a día de hoy, vive una explosión en nuestra sociedad, y jóvenes como yo, hemos visto un gran nicho en este mercado. Un sector en el que el director de marketing actual suele estar "pez" y donde tienes la capacidad de convertir catálogos a modo de teletienda, en ideas brillantes que hagan al consumidor sentir con la marca. Es un reto. Cada día. En Somos Lapicero nuestro objetivo con cada cliente es convertir su fachada en una historia, que emocione al consumidor, que le enamore."
Su día a día, es una carrera contrareloj, luchando contra las limitaciones del tiempo y los obstáculos mundanos habituales. Vive entregado a la labor inicial de la casa: ser escaparate 2.0 de diferentes y cuantiosas marcas las 24 horas del día; porque está claro que si algo tiene internet, es que dormir, no duerme, así que sus cocineros, arquitectos y obreros, tampoco (y Cavanna tiene un poco de todo esto)
“Mi mayor pasión son las personas y sus emociones. Es mi bandera si fuera Kennedy, o mi sombrero si fuera Sabina. Creo que trabajar con, por y para las personas es uno de mis grandes bienes.”
Sus divinidades en el cielo del "social media" son Gaby Castellanos (CEO sr Burns o Juan Merodio (Socio fundador Marketing Surfers) , Carlos Sierra (Ceo en MarkeTeam), Carlos Alonso (Colaborador en SomosLapicero), Carlos de Antonio (Socio fundador en Somos Lapicero y CEO en Ciberconsulting) y Óscar López (Socio fundador y CEO en Somos Lapicero), que para gloria y fortuna de la empresa, son además de sus referentes, compañeros de viaje en la tarea diaria de conquistar la red.
Desde su sillón en Somos Lapicero, observa el futuro con más pasión que nunca y le sobran, por igual, energía y sueños, diríamos que la combinación perfecta para alcanzar un éxito que Cavanna ya prácticamente toca con los dedos.
Podríamos decir que es de esos chicos que se pasan la mitad del día caminando por las nubes, apuntando ideas felices e inpirándose con, como dice él, las tonterías de cada momento.
No sin esfuerzo y tenacidad, se posiciona hoy como uno de los jóvenes gurús del sector, y de esta forma describe su trabajo como un compromiso creativo permanente. “Los límites en el marketing y en especial en el digital son los presupuestos y las ideas. Somos Lapicero nace precisamente como agencia creativa. No podemos competir con veinte años de experiencia, nuestra carta es siempre una idea brillante en un lugar y momento adecuado. Somos Lapicero es nuestra lanzadera personal de ideas locas y proyectos llenos de ilusión y cariño.”
De pequeño ya iba a casa de sus abuelos con el fin de hacerse con su ordenador, cambiaba fondos de pantalla, lo configuraba y desconfiguraba a su antojo, y así pasaba las horas, con la pantalla de frente como quien observa una lámpara mágica.
Por lo visto y según nos cuenta, las redes y la labor de "social media" no tienen secretos, se trata de trabajo, coherencia, formación y dedicación; eso dice, pero al verle concentrado con sus cábalas o creando indescifrables estrategias uno ve que el arte se puede encontrar en cualquier rincón, con o sin megabites de por medio.
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