Martín Bruhn, percusionista de la Córdoba argentina, ahora radicado en nuestro agitado Madrid, ha dado la vuelta al mundo de la mano de grandes estrellas internacionales llevando a lo más alto sus raíces folclóricas, inmersas, para la ocasión, en el mundo de la electrónica. Un músico sin rutinas, que a base de mates se embarca cada mañana en la ardua tarea de rescatar la música tradicional latinoamericana mezclándola con un espíritu actual que suena a gloria.
Dos grandes pasiones coordinan y dan forma a su vida: música y amigos, ambas facetas que conjuga cuanto puede y cuanto la vida le permite. Nació en Córdoba, Argentina en 1976. Comenzó su formación en batería y percusión folclórica de niño y a los 20 años viajó a Nueva York, para estudiar con importantes nombres de la escena americana, como Satoshi Takeishi, Portiniho, etc. Después, años de viajes, horas de furgoneta y meses con las manos en la percusión que han dado lugar a un buen número de discos en colaboración con artistas de la talla de Julieta Venegas, Najwa Nimri, Ariel Roth, Ismael Serrano, Pasión Vega, o Pitingo, entre muchos otros.
Observa el trabajo de un buen músico como fruto de un equilibrio sostenido de trabajo y dones innatos, y en esto, tiene claro el poseedor del número uno, el músico entre los músicos, Alfredo Ábalos, cantor y percusionista bonaerense, que le robó el corazón, y los oídos, desde el primer día, hace ya muchos años y mucho camino andado.
Y es que, una vez más, de casta le viene al galgo, y no ha sido de extrañar que este joven cordobés acabará pegado día y noche a una batería.
Desde niño en su casa la música lo ha invadido todo, su padre es guitarrista y amante del folclore argentino, y ya en esos iniciáticos tiempos, acercó al, por aquel entonces, pequeño Martín a sus vinilos, a sus gustos y a las, tan recordadas, primeras lecciones de batería.
Su nuevo disco, Criollo, cuenta con una importante inspiración en el trabajo de Ramiro Musotto, un artista que falleció hace poco tiempo y que dejó una fuerte huella en la música y en las creaciones de Bruhn. "Este nuevo trabajo se trata de una nueva forma de encuentro entre la electrónica y la música folclórica de latinoamérica, un proyecto donde el espíritu de las tradiciones populares se mantiene intacto mezclándose con las nuevas tecnologías y donde la vitalidad de sus ritmos protagonista absoluta."
Le pedimos que escoja un lugar del planeta para pasar los días componiendo y tocando, y ni pestañea: “Las sierras de Córdoba (Argentina), concretamente en un lugar q se llama Icho Cruz, no encontré otro rincón parecido, el río de ahí tiene algo inexplicable que hace que nunca quieras irte.”
Hoy en día, dada la irritante e irrisoria situación, el dinero ha pasado a un quinto o sexto plano, en los mejores casos y bolsillos, y por tanto no es motivo ni la causa del trabajo de la mayoría de nuestros artistas. Fenómeno que les concede sin duda, y por una fortuna agridulce, claro está, una libertad y entrega absoluta hacia su trabajo, pura pasión sin cortapisas ni esquemas prefabricados o comerciales. Para Bruhn la autogestión está siendo lo mejor que le ha podido pasar a la música, nada ni nadie, en este sistema, podrá adueñarse de sus creaciones y eso, es motivo de alegría para todos los que amamos el universos de los sonidos y los silencios.
“No hay receta, a veces todo sale de un lugar que nunca te esperas, eso es lo fascinante de la música. Creo que cuando me muera seguiré llevándola conmigo.“
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