“Una vez que empiezas con el claqué está claro el motivo para continuar... Hace feliz”
Comenzó siendo un larguirucho con grandes ojos verdes dedicado al baloncesto y a la fotografía. Lucas Tadeo es hoy un inventor y un currante del tap, ese baile que nos llegó haciendo “ruido” de las inmensas Américas. No tardó en descubrir que el claqué y el mundo del espectáculo eran ese camino que le andaba esperando.
Después de formar parte de la compañía Hermanos de Baile y del conjunto de Nieves Herrera entre muchos otros, Lucas Tadeo capitanea en estos días un joven y potente grupo de claqué que promete ser ese empujón que necesitaba la disciplina en Madrid.
Por lo que se escucha en el “mundillo”, lejos de ser una joven promesa, Lucas Tadeo es toda una hirviente realidad. Las grandes escuelas le pintan ya como uno de los mejores bailarines y profesores de claqué del momento, y después de verle en acción, estas sentencias, parecen hacerle justicia.
Más de diez años le unen a esta disciplina, en los que ha viajado a Nueva York, Hamburgo, Barcelona y París, para conocer más y mejor los secretos del claqué.
Pero fue en Berlín, concretamente en la escuela Tapatoe, una de “las grandes”, ya desaparecida, donde comenzó a convertirse en su pasión y en su forma de vida. Fue en la capital alemana también donde comenzó su carrera profesional y donde inauguró, con otros cinco polifacéticos artistas, Anhela, una compañía difícil de encasillar, entregada a la buena música, a la creación y siempre a transformar al público con sus espectáculos.
Afirma, con rotundidad, que no hay truco, que no hay más secreto que el trabajo y el eterno repetir y repetir; pero viéndole bailar, uno se da cuenta que su cuerpo y el sonido de sus zapatos han contado y contarán historias que sólo el alma de un auténtico talento puede relatar.