Javier Jubera
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Javier Jubera. El adalid de la línea

Nos reunimos con Javier Jubera, después de acudir a la presentación de su último proyecto, "Veintidós cuentos picantes" de Samaniego.

Nos reunimos con Javier Jubera en el centro de Madrid, después de acudir hace unos días a la presentación de su último proyecto, "Veintidós cuentos picantes" del ilustre Samaniego.

Su espíritu riojano otorga a su trabajo serenidad y equilibrio, perfecto para dar aplomo a una creatividad desbordante y diferente. La mejor manera de entregarnos a su obra, será sin duda dejar atrás todo tipo de tabúes, pues está cincelada a medida para las mentalidades menos pacatas.

Nació hace treinta años en la ciudad de Logroño, y desde entonces siempre se le ha visto con las manos manchadas de tinta o con la nariz metida entre lienzos, óleos y pinceles. Estudió Ilustración en la Rioja y decidió ir en busca de una formación más completa y especializada a Madrid. La Escuela de Arte número 10, y sus grandes maestros, vieron nacer sus primeros grabados y aguafuertes; técnicas que le enamorarían y que hasta hoy, son su primera línea de batalla.

Madrugador y disciplinado es capaz de sacar sus proyectos adelante sin horarios ni prisas. Se organiza y llega a tiempo, una auténtica conquista en los acelerados tiempos que corren.

Premios, exposiciones y un gran y creciente número de seguidores avalan la trayectoria, y hasta el futuro mismo, de este autor que prevalece en el entramado creativo de la ciudad. Desde hace años compagina su labor como ilustrador y portadista, con su trabajo más libre y personal. La vida misma y todas las realidades que nos impone, que debemos digerir y disfrutar, son sus inspiraciones a la hora de enfrentarse al folio en blanco.

Eduardo Alvarado, Jacobo Castellano y José Hernández son sus referentes más cercanos. Así como Lars Von Trier, Lynch y Goya que son también artistas que sigue y estudia desde sus comienzos.

En estos días está ilustrando un libro de un gran autor español, del que aun no puede adelantarnos título ni editorial. Además, continúa con su labor de portadista para la editorial Plaza y Valdés; todo ello cobijado por la tranquilidad de una nueva beca otorgada por el Ayuntamiento de Logroño, con la que quiere indagar y rescatar secretos y detalles del folclore riojano.

Parecía imposible, pero aún no estaba todo inventado. La obra de Jubera es un grito nuevo en el mundo del arte, un brochazo diferente que nunca habíamos degustado. La composición y la línea como elementos principales de su paleta, y la humildad y rectitud como sello personal. Así es, apuesta segura.