En los circuitos de música de la capital ya hablan de su voz como del descubrimiento del año, y de sus espectáculos como de una apuesta segura, si es que quieres llegar a casa agotado de tanto bailar y despertarte con agujetas. La conjunción perfecta de buen gusto, energía y ritmo desenfrenado. Ella y su banda, Gisela Novais & The Blue Summers, prometen y cumplen.
Con una bajada de ojos lo reconoce, su madre tenía razón; la de artista es, lo mires por donde lo mires, una profesión muy dura, más de lo que muchos se imaginan. Exige dedicación, valentía, inconsciencia y esfuerzos titánicos; pero, como Novais nos dice, se trata de un impulso interior que a la vez te guía, te dirige y te ayuda a superar cualquier adversidad. Una auténtica carrera de fondo con recompensa garantizada.
Apuntaba maneras sin duda, a los cuatro años se subió por primera vez a un escenario y vivió una experiencia, digamos agridulce. Se sintió feliz y plenamente ilusionada, pero también agobiada por querer: bailar, tocar los tambores y cantar en el coro, todo a la vez. Ya era ella quien es, parece.
Para conocer sus inicio como cantante, y líder, por aquel entonces, de un banda de versiones que trabajaba en discotecas, tenemos que remontarnos a sus 16 años, cuando, como es normal, a veces hasta le echaban de sus propios conciertos por ser menor.
Gisela Novais & The Blue Summers es su sueño, su vida, su banda. Gisela y Guillermo Summers empiezan a trabajar juntos casi por accidente. La historia comienza en 2011 en “El Fabuloso” de Madrid, donde nada más conocerse y escucharse se dieron cuenta de que juntos tendrían el potencial necesario para construir algo grande. Empezaron a componer temas propios inspirados en la escena musical de los años 40, 50, y 60, siempre con el swing, el soul, el jazz, el blues y ese exquisito Rock & Roll de los 50’s como paleta de colores.
Efervescente y veloz fue la constitución de la banda, comenzaron a sumarse músicos de altísimo nivel y pasó lo que tenía que pasar, llegó el debut y el éxito.
Después, podemos decirlo, un camino de rosas. Durante la grabación del que será el primer single de esta nueva etapa -antes tenían otro nombre- "The perfect one", conocen a Iván “Melón” Lewis, el gran pianista de jazz, que se interesa vivamente por la banda, y decide hacerse cargo de la producción musical.
Les sigue un público selecto y con mucho ojo, amantes fervorosos de la música de la época de donde provienen sus influencias.
"En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro, la música es sinónimo de libertad, es abstracta y muy emocional, es un instrumento que traduce y transmite las emociones de una manera única, directa. Es el analgésico natural".
Su Olimpo personalizado tiene como grandes dioses y mesías a inmarcesibles artistas como Ray Charles, Peggy Lee, Louie Prima & Keely Smith, Ruth Brown, The Shirelles, Sam Cooke, Sugar Pie de Santo o Johnny Cash…
Una sueño y una canción: "Componer la banda sonora para una peli de Woody Allen y The Pink Panther de Henry Mancini"
Y la gran noticia, mañana a partir de las 22:30h. el público madrileño podrá desgastar rodillas con Gisela Novais & The Blue Summers en la "T" Lounge.
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