Nació a principios del siglo XX gracias a la historia de amor entre Estelle Arpels y Alfred Van Cleef, quienes decidieron instalarse en 1906 en el número 22 de la Plaza Vendôme de París. La casa de alta joyería Van Cleef&Arpels cuenta con un taller en el que se aúnan la perfección, la elegancia y la innovación, dando como resultado piezas inspiradas en la naturaleza, el ballet y en la moda de los años 50.
Una de sus principales señas de identidad es el denominado marco misterio, una técnica de ajuste para las piedras que da una completa sensación de homogeneidad a todas sus creaciones.