En 1998 surge un departamente dentro de la maison que revolucionaría el mundo de la joyería. Christian Dior las llamaba sus joyas de costura, aquellas que reinventan el arte del adorno a través de colecciones ligeras y modernas. La creadora de este ensueño es Victoire de Castellane.
La joyería de Victoire nace con los primeros pendientes que crea a los 5 años; con los 12 funde sus medallas religiosas para dar lugar a su primera sortija. Esta diseñadora parisina se inclina por unas propuestas basadas en lo imaginario, alejándose del clasicismo que reinaba en la joyería desde finales de los años 70. Creadora del lacado inédito, Victoire opina que se trata de una insensatez el hecho de que el oro solo tenga tres colores. Y así, como de la nada, empiezan a surgir el oro bermellón y el oro verde clorofila metalizado para dar lugar a auténticas locuras que revolucionan el mundo de la Haute Joaillerie.