La firma de lencería Andrés Sardá nace en 1962 para revolucionar el mercado en un ámbito por entonces abandonado de todo cuidado y creatividad; la ropa íntima era en aquella época entendida únicamente en su utilidad.
El ingeniero textil catalán, además de convertir su nombre en marca referente en su sector tanto a nivel nacional como internacional, se centró no sólo en diseñar lencería bella sino también en innovar en lo que a los tejidos se refiere, presentando siempre propuestas que brillaban tanto por su belleza como por su comodidad.
En 1995, y tras una densa formación fuera de España, Nuria Sardá -hija del fundador de la firma- se une al equipo de diseño que dirige su padre, un equipo que idea hoy bajo su batuta como directora creativa de Andrés Sardá.