La música forma parte de él desde su infancia y Juan Antonio Ipiña, al que no le da miedo mostrarse tal y como es en cada una de sus letras, sabe que poder vivir de lo que le gusta exige un alto grado de vocación, pero también es todo un privilegio.
Con tan solo 17 años dio su primer concierto en un pequeño local de Bilbao, el Café Teatro La Farándula. A él asistieron varios familiares y amigos, los mismos que le regalaron sus cálidos primeros aplausos. De ese día recuerda como “al terminar se me acercó un desconocido y me preguntó si le podía vender una maqueta, fue entonces cuando algo me hizo sospechar que alguien más a parte de los de casa podría interesarse por mi obra”.
Hasta entonces, la música para Tontxu no era más que uno de los pasatiempos de un niño que soñaba con conducir camiones, tallar madera y que empleaba gran parte de sus ratos libres en escribir canciones. Llegaron los años 90 y con ellos los primeros micrófonos profesionales. Comenzó poniéndose delante del de la emisora “40 Principales” de Bilbao, su ciudad natal, y más tarde le oyeron por primera vez los de los cafés madrileños.
A su primer disco Se Vende, le han seguido otros siete, todos ellos llenos de letras y notas compuestas por él de principio a fin. Tontxu reconoce que “decidir absolutamente todo lo que me representa, es un sueño”, y poder plasmar en su trabajo su esencia y su experiencia para mostrársela a todo aquel que quiera escucharla, es un lujo.
Afirma que a lo largo de estos años lo ha contado todo en sus canciones, y que lo único que la gente no sabe de Tontxu es “todo lo que me queda a mi por descubrir de él”. Y, cómo no, todo lo que le queda por cantar. Porque, día a día, él observa, ama y se deja querer y estas tres cosas, añade, “son básicas para alimentar la creatividad que exige a diario ser un cantautor”.
Tontxu recuerda un consejo del compositor y cantante Rafael Berrio “lo importante es la obra”. Y en la suya encontramos todo lo que siempre ha querido decir. Su último trabajo SOLO, quizás el más íntimo, recopila una experiencia única en la que su voz suena en escenarios tan increíbles como el Glaciar Perito Moreno y logra transportarnos a ellos.