En el universo de los zapatos, pocas cosas se le resisten a Mónica Rucabado. Ni se le escapan. No es sólo la directora general y una las socias fundadoras de Alma en Pena, también es la imagen de esta firma de calzado femenino que ya celebra su décimo aniversario. Pero antes de este último gran (y apasionante) reto, Mónica ya atesoraba varios años de experiencia en su mochila profesional dentro del sector. Como José y Eladio, los otros dos socios. Venimos del mundo del calzado de toda la vida. Y en ese engranaje perfecto cada uno de ellos desempeña un papel fundamental, pues la firma diseña, crea, fabrica y vende a las tiendas multimarca todas sus colecciones.
Destacar en el mundo del calzado actual no es tarea fácil. Sin embargo Alma en Pena comenzó su andadura con buen pie. La elección del nombre —todo un acierto— fue el primer paso. ¿Cómo se os ocurrió? Tras la inclusión de nuestra anterior empresa en un fondo de inversión, no teníamos muy claro por dónde tirar. Sabíamos que queríamos crear marca, empezar de cero, pero andábamos un poco como alma en pena. Ese sentimiento nos pareció tan poético, tan musical, tan acorde con nuestro proyecto que decidimos adoptar el nombre.
Alma en Pena es un sentimiento. Es romanticismo y positividad. Muy de la marca.
Sin duda marca la diferencia… Exacto. La diferencia, el pilar de nuestra filosofía empresarial. Ese "algo más" que hemos buscado desde el principio, tanto en el proceso creativo como en la definición de nuestro nicho de mercado. Lo tenían muy claro, pues Mónica Rucabado representa la clase mujer a quien va dirigida la firma: moderna, dinámica, divertida, atrevida, encantadora, segura de sí misma… También muy práctica, una imagen elegante y sutil sin renunciar a la comodidad. Por mucho que nos gusten, el día a día no nos permite caminar permanentemente sobre unos tacones imposibles. Por ello apostamos por un diseño versátil: refinado y, a la vez, muy ponible.
Ese es el zapato que yo quiero calzar.
Los diseños de Alma en Pena se asientan sobre hormas confortables fabricadas con pieles de alta calidad, luego le ponemos encima todo lo que podemos, piedras, cristales, abalorios… todo lo necesario para destacar. Para que cuando mires cada modelo pienses “ese es el zapato que yo quiero calzar”. Esta es la esencia de Alma: fantasía sutil sin excesos; diseños muy femeninos, llamativos sin ostentación. Como su cliente final, la mujer que pisa fuerte. Un sector muy poco trabajado en el universo del calzado que Alma en Pena ha sabido conquistar a base de ilusión, creatividad y originalidad.
Pero además de moda y estilo, Alma en Pena cultiva con pasión su lado solidario; un proyecto fascinante mano a mano con la ONG Afrikable que nació del sueño de Mónica Gil. Hoy directora de diseño del sello by Afrikable, la benjamina de la firma coordina esta colaboración basada en el comercio justo. Enfocada a conquistar la independencia de la mujer keniata, todo empezó hace tres años en la isla de Lamú. 50 mujeres reciben ya un salario por su trabajo y una formación integral (inglés, informática...). Movida exclusivamente por el altruismo —los beneficios se reinvierten el mismo proyecto—, la iniciativa está resultando todo un éxito. Tanto que ambas Mónicas (madre e hija), han viajado a la Fashion Week de Shanghái invitadas entre otros motivos por el interés por by Afrikable en el mercado chino.
Aunque complejo —los chinos son muy marquistas—, no es el mercado asiático un desconocido para Alma y su directora. Tras el acuerdo firmado con el grupo Parkson, nuestro camino en China despega con varias perspectivas inmediatas. Entre ellas la apertura de tres tiendas en Shanghái y Beijing. Además de continuar creciendo en los mercados europeos ya consolidados, el otro gran reto se centra en Estados Unidos. Otro espacio complicado en el que comienzan a abrirse paso. Poco a poco. Allí triunfan las firmas que lucen los famosos. Si se pone tus zapatos Jennifer López, el éxito está asegurado, bromea Mónica. Pero ya acudimos a ferias en Las Vegas, Miami y Nueva York.