One

Giovanna de Peverelli

Giovanna es supersticiosa, soñadora y cree firmemente que “mirando y rodeándose de cosas bonitas, en tu vida se crea un sentido de armonía"

Su empatía la adquirió al mismo tiempo que la nacionalidad italiana y su cálida y contagiosa sonrisa mediterránea es tan solo el prólogo de un interior optimista y lleno de belleza.

Giovanna es supersticiosa, soñadora y cree firmemente que “mirando y rodeándose de cosas bonitas, en tu vida se crea un sentido de armonía que se puede transmitir a los demás”. Y así es como se consigue ese “algo” que desprenden las joyas que se convierten en iconos y que también poseen las personas únicas como ella.

Desde pequeña le atrajeron el dibujo y las joyas, una combinación para la que no encontró estudios oficiales en Roma, por lo que tuvo que contactar con una diseñadora de una fábrica de joyas y fue ella la que le impartió sus primeras clases.

Poco después se trasladó a Nueva York para asistir a varios cursos en el Fashion Institute of Technology y en la escuela Studio Jewellery. Volvió a Italia, a Milán, y fue allí donde conoció a Massimo Zucchi, un arquitecto que diseñaba para marcas como Rolex y Bulgari, y del que se convirtió en mano derecha.

Ha trabajado para firmas como Salvatore Ferragamo, aunque recuerda con especial cariño su experiencia en el mundo de la peletería, en el que tuvo la ocasión de gestionar de primera mano todo el proceso de diseño de accesorios de piel. Se trasladó a España por amor y pronto entró a formar parte del equipo de diseñadores de la prestigiosa Joyería Suárez, en donde trabaja desde el año 1992.

Sus diseños, sobrios y elegantes, tienen una finalidad muy concreta “adaptarse al cuerpo perfectamente y encajar en él”. Porque Giovanna afirma que ella no busca la perfección sino la armonía. Esa armonía que se encuentra en las joyas familiares que pasan de generación en generación, y que logra convertirlas en objetos fetiches capaces de aportarnos un toque de confianza y seguridad casi como si de amuletos se tratasen. Así lo corrobora el reloj de su padre que lleva en la muñeca.

Busca la inspiración en pinturas antiguas, libros, la joyería antigua, la arquitectura y en las civilizaciones pasadas, aunque también afirma que “es esencial mirar en la calle, viajar con los ojos y también con los pies”. Ella idea y regala joyas a sus seres queridos y, aunque ya hace varios años que la fase final del diseño se ha trasladado al ordenador, sigue disfrutando más que ninguna otra parte la búsqueda de parámetros y la realización del boceto.

Su versatilidad y su gusto por las cosas bonitas –y bien hechas- le llevaron hace año y medio a montar junto con una amiga el Gusto Dell’Accademia, un puesto de tapeo italiano en el madrileño Mercado de San Antón. Han conseguido convertirlo en un rincón para deleitarse, porque la pasión que tiene Giovanna de Peverelli por la cocina es casi tan grande como la pasión que tiene por la vida.