Mientras la mente de Manuel Galdón entrelaza líneas e idea proyectos, sus manos -con una sutileza y una sensibilidad tangibles- se encargan de plasmarlos en cualquier soporte: papel, ordenador e incluso edificios. Su creatividad no tiene límites pero sí un objetivo concreto, conseguir que sus obras creen impactos positivos en las personas.
Como para la mayoría de los niños dibujar comenzó siendo para Manuel un juego, pero con el tiempo se fue convirtiendo en su pasión. Años después, la misma energía incontrolable que en el colegio le llevaba a llenar sus libros de dibujos y que le hizo conseguir premios en varios concursos, le ha llevado a tener un gran portfolio a las espaldas y un horizonte lleno de nuevos proyectos.
Cuando terminó el colegio en Alicante entró en contacto con el pintor Andrés Forner quien, mientras le daba clases, le inspiró a conocer otros mundos creativos como el cómic. Un tiempo después decidió trasladarse a Barcelona, donde entró a formar parte de la que muchos consideran la factoría de sueños por excelencia: la compañía Disney. En ella desarrolló su trayectoria profesional durante más de 20 años, lo que le ayudó a adquirir una técnica muy elaborada, llegando a especializarse en personajes tan icónicos como el Pato Donald y a trasladarse a París para participar en la película Tarzán.
“Cuando dejé de preocuparme por ser un buen dibujante, me encontré con más energías y ganas de hacer cosas”. Fascinado por el nuevo Pop art de Takashi Murakami y Julian Opie, el street art de Keith Haring, el expresionismo abstracto de Dubufet y Saura y el auge de los avances tecnológicos, se dio cuenta de que el mundo estaba lleno de opciones increíbles y empezó a compaginar su trabajo en Disney con el diseño gráfico. Desarrolló su perfil de ilustrador en varios estudios y en la editorial Anaya y también colaboró con agencias de publicidad como Tandem DDB o Contrapunto, para las que realizó storyboards o marcas como la línea aérea Clickair .
Y entonces decidió fundar su estudio, MAGS, “un lugar en el que soy dueño de mi tiempo y a la vez se ha convertido en una forma de no tener tiempo”. Un espacio lleno de talento en el cual cada día surgen nuevas líneas, nuevas obras y sensaciones, porque el arte para Manuel Galdón “tiene esa cualidad de transmitir valores de una forma ilimitada”. Cuando se le pregunta por la conexión que une su mano y su cerebro no duda en afirmar que “cuando una idea surge de una emoción, las manos funcionan solas”.
Él cree en el artista total y en el arte instantáneo que se transmite a través de un lenguaje reconocible por todo el mundo. Porque ha dibujado para niños y eso es algo que requiere una sensibilidad muy especial que, aderezada con su paciencia, su constancia y una estrecha preocupación hacia las personas que le rodean, convierten todos sus trabajos en especiales. Su punto de vista emocional y psicológico le ha llevado a realizar marcas como Sensia de Mercedes Benz o Meliá Hotels&Resorts.
Manuel Galdón crea ilusiones, emociones y arte para la vida cotidiana. Uno de sus últimos proyectos, “Mosaico de Miradas” ocupa 200 metros de un edificio alicantino. Su resultado, espectacular, logra que todas las personas que pasen cerca se fundan con la viñeta y se sientan parte de ella.