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Keita Minari, International Brand Manager de Suntory

Hablamos con Keita Minari durante la presentación de la edición limitada del Yamazaki Sherry Cask 16 de Suntory Whisky en Madrid.

Japón. Londres. Japón-Washington. Japón. Glasgow. Ahora, China. Nueva Zelanda. Japón. Londres. Representar una tradición líquida en una tierra desconocida. Dar a conocer al mejor whisky del mundo, en un mundo que no había reparado en él. Y cargando con el peso de esta historia está Keita Minari, International Brand Manager de Suntory en EMEA y la región de Asia Pacífico.

“Cada persona tiene un camino a seguir.
Se ensancha, se estrecha, a veces hay que escalarlo y otras descender.
Hay momentos desesperadamente errantes.
Pero con perseverancia valiente y convicciones personales,
el camino correcto será encontrado.
Esto es lo que trae la verdadera felicidad.”

Konosuke Matsushita

Tuvimos la oportunidad de hablar con Keita durante la presentación de la edición limitada del Yamazaki Sherry Cask 16 de Suntory Whisky en Madrid, y allí nos contó su historia.

Una historia con demasiados aeropuertos en el medio que no han mareado su misión: posicionar toda la línea de Suntory en la mente de todo sibarita en busca del mejor whisky del mundo.

Un mundo que comenzó en su Japón, donde jugaba al beisbol un poco para contrarrestar su timidez innata, y otro poco para volar tan alto como la bola.

Deporte que también fue su salvoconducto cuando pisó Washington a sus 14. Nueva cultura, nuevos amigos y la bola que volaba añorando a Japón.
Las vueltas de la vida lo llevaron de regreso a su país para trabajar en bares y aprender a tirar cerveza. Hasta que no lo hizo perfectamente no paró de servir cervezas. Curiosamente, las rubias le abrieron las puertas al mundo del whisky. En un entorno empresarial tan competitivo como el nipón, cualquier factor que pueda ayudarte a ser diferente, suma. La espuma fue el suyo.

Ser comercial de Suntory en su isla se presentaba como una muy buena alternativa. Pero la bola de beisbol volaba y él seguía soñando con el mundo en cada golpe del bate.

Su ambición internacional lo llevó a Glasgow a especializarse en el mundo del whisky. Tal como manda la idiosincracia nipona, aprender del que sabe, respetar los procesos y a partir de allí, crecer. Esos años en el corazón espiritual del whisky no hicieron más que proyectar su carrera internacional. Y es que Keita resumía perfectamente el alma de Suntory. Cultura japonesa que sorprende allí adonde vaya.

Tuvo la oportunidad de estar en la presentación internacional del whisky japonés. Un gran desafío, el mundo no estaba listo para prestarle atención a un whisky de Japón. Acaso... ¿alguien le hubiera dado una oportunidad a un sake inglés? Y Keita sonríe. Sonríe desde el pasado, sonríe con minuciosa paciencia y sabiduría. Porque en 2003 Suntory fue reconocido como el mejor whisky del mundo. Y, de repente, los focos apuntaron al nipón.

Era el año 2008 y Suntory tampoco sabía cómo vender su whisky en el mercado internacional. Pero Keita, paso a paso, observó, analizó y aprendió de los otros. El resultado es una estructura organizada que potencia la comunicación del mejor whisky del mundo con sus bases en París, Londres, Nueva York y San Francisco.

Minari, además de soñar en cada bolea, corre. Corre para evadirse del whisky, corre para dejar de pensar. Corre para escuchar su mente y recordar las palabras de Knoke Matsushita, el fundador de Panasonic y el hombre que le habla cada noche a través de sus libros motivadores para el mundo de negocios.

Dice que viviendo en Londres extraña mucho eso de salir con los amigos a los afterworks y hablar relajadamente de la vida. Y es que allí es Keita, el chico que jugaba al beisbol, pero de este lado del mapa es Mr. Minari, el responsable de llevar la tradición líquida del whisky Suntory por el mundo.

El único atisbo de nostalgia se calma recordando las palabras de Konosuke Matsushita “Pon tu alma en donde tiene que estar, y si tú caminas con esperanza, el camino se te abrirá solo.”  Y así Keita y Mr. Minari se vuelven a reunir en uno solo y se convierten en el chico que jugaba al beisbol para contrarrestar su timidez, el mismo que lleva al mejor whisky del mundo por el mundo que ahora sí lo reconoce.