Algunos hablarán de casualidad y otros de destino, pero lo que es indiscutible es que en las navidades de 1994 un contratiempo hizo que Isabel Llorens y Carlota Mateos coincidieran. Fue en el aeropuerto de Heathrow, donde el azar y la cancelación de varios vuelos les hizo compartir sala de espera durante diez horas y otro par de ellas en asientos de avión contiguos.
La amistad surgió y sus trayectorias profesionales se cruzarían poco después cuando decidieron gestionar conjuntamente el hotel asturiano Aultre Naray, propiedad de la familia de Carlota. Esta experiencia les hizo vivir desde dentro la profesión, identificar sus carencias y alentó inevitablemente sus ganas de crear algo nuevo y diferente.
Se pusieron en marcha y, como ellas mismas afirman, “una vez el emprendedor se ha puesto en marcha, nada le detiene, está en su ADN”. Ni siquiera las dificultades de lanzarse a un sector en el que no existía ninguna empresa similar, ni sus edades -19 y 26 años respectivamente- supusieron barrera alguna. Ambas fueron conscientes desde el principio de que “emprender es creer firmemente en tus ideas, sentirte apasionado por ellas y estar dispuesto a dedicar gran parte de tu vida a llevarlas adelante”. Y estas ideas tenían un nombre: Rusticae.
Un nombre que de forma automática se asoció a calidad y a garantía y que tras 17 años en el mercado se ha convertido en un sello que aglutina a un gran número de hoteles con mucho encanto y un excelente servicio. La empresa ha madurado con ellas y ellas han crecido a su vez con la empresa, pero siempre con su objetivo principal muy presente: “que los huéspedes se sientan mejor que en casa”.
Isabel y Carlota se complementan y encajan como lo hacen todas las piezas de su proyecto. Rusticae es un puzzle compuesto por la esencia de sus fundadoras, el gusto por la exquisitez y el cuidado de los detalles. Su pasión por lo que hacen les ha llevado a crear conceptos tan rompedores como la Suite Viajera Eco Sostenible -una habitación de hotel ecológica e itinerante-, incorporar restaurantes, bodegas y spas a su club y crear en Chile una filial propia.
Carlota e Isabel adoran los detalles que hacen de la vida un lugar especial y qué mejor forma de darlos a conocer al mundo que crear una empresa con esa misma filosofía. Los hoteles que seleccionan tienen personalidades, diseños e interiorismos muy diferentes, pero todos ellos con un punto en común: son espacios armónicos y que merece la pena conocer. “Rusticae habla de las cosas buenas de la vida, de cómo vivirlas, y de lugares recomendados para hacerlo”.