Foto: Malú Lopez
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Inmaculada Pérez Castellanos

Reinventarse cada día no es fácil pero hay personas que por pasión, vocación y una profesionalidad sin límites, lo consiguen.

Reinventarse cada día no es fácil pero hay personas que por pasión, vocación y una profesionalidad sin límites, lo consiguen. Inmaculada Pérez Castellanos es una de esas personas. Ella, armónica en todos los sentidos, desprende la empatía propia de una madre, la fortaleza de una mujer de negocios y ese don innato llamado elegancia que proyecta sin apenas ser consciente de ello.

Hace 30 años, cuando incluso a los propios clientes les sorprendía que una empresa española pequeña y además dirigida por una mujer se entendiera con firmas extranjeras, Inmaculada logró ganarse la confianza de grandes marcas y hacerse un hueco en el sector del lujo, que hasta entonces parecía estar reservado a multinacionales.

Su familia, vinculada a través de varias generaciones al mundo del Derecho, le sirvió de inspiración junto con “la convicción de que el Derecho ampara uno de los valores principales de la vida: la justicia”. Y el hecho de compartir desde niña con su padre la experiencia de gestionar un comercio de antigüedades le motivó a combinar ambos mundos.

Fue después de trabajar para la multinacional americana K.P.M.G. cuando “sentí la necesidad de crear y liderar mi propio proyecto y me lancé a ello”. Con esfuerzo y muchas ganas creó su despacho, Pérez Castellanos, en el que cada día la propia Inmaculada junto a su socio Víctor de Anta y de Isidro procura contagiar a todo su equipo el entusiasmo, el compromiso, la bondad y el coraje necesario para hacer bien su trabajo. Como ella misma afirma “es el arte de las correctas relaciones humanas”, algo que se evidencia en los años que su equipo lleva con ella.

Para Inmaculada el factor humano es esencial, por eso mimar al equipo y a los clientes son dos prioridades a las que nunca renunciaría. Las empresas con las que trabaja Pérez Castellanos así lo cuentan, desde organizadores de exposiciones hasta alta joyería o moda, todos transmiten la excelencia de su trabajo.

Cuando alguien afirma, como lo hace ella, que seguir aprendiendo del mundo y de sí misma es su mayor pasión, queda claro que a Inmaculada no le detiene nada. Es consciente que cuando se trabaja con firmas que son las mejores en su sector, hay que estar a la altura, “es clave elegir un camino y seguirlo, adaptarse rápidamente a lo que los clientes necesitan y estar muy actualizado en las nuevas tendencias del mercado”. La satisfacción de ver muchos de sus sueños hechos realidad, darse cuenta de que tanto esfuerzo ha merecido la pena y saciar cada día su necesidad de aportar al mundo y a la vida, convierten a Inmaculada en alguien deslumbrante.